Trabajo que crece conectado a los dolores sociales. Tal vez carezca de la visibilización apropiada, es probable que no requiera de esa demostración que hace al sueño viral.
Gustavo y Natasha, Palabra, Luz y Vida, son pastores que optaron ese camino a partir de estar en la cornisa del abismo. Un hecho terrenal que contradijo al reloj biológico los expuso al duelo, al dolor, los vacíos y soledades que arrasan con lo humano del ser.
Encontraron luz en la fe, se volvieron creyentes y fervorosamente caminan las barriadas profundas donde la «humanidad» se encuentra amenazada porque efectos directos que dejan las políticas del descarte: abusos, adicciones / consumos problemáticos, desmembramiento de grupos familiares, pérdida de la libertad, quiebre de la ley
Gustavo culmina su jornada de trabajo y tiene la agenda lista, con direcciones anotadas porque familias lo esperan a él y a su compañera Natasha. Aquí va la nota sobre Dios en la tierra, pastores en los barrios, los /as que están, acompañan y ven como las personas se aferran a vivir:
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