EL SILENCIO QUE SE ROMPE CUANDO NACE UN BEBÉ.-
En el día de ayer, una niña fue sometida a una operación riesgosa. Si bien es algo que ocurre diariamente, lo que no es habitual es que esa intervención quirúrgica haya sido una cesárea y que el resultado de la misma sea la maternidad de una pequeña y el nacimiento de un nuevo ser, vulnerable como su madre. Pese a los riesgos, ambos se encuentran en buen estado de salud física.
Los números y las definiciones exactas no alcanzan para comprender los daños que se generan en los seres cuando solo lo biológico marca la agenda. Biológicamente, una niña de 12 años está dotada de lo necesario para dar vida a otro individuo. En un ámbito silvestre donde solo lo instintivo guía las conductas, un ser humano podría engendrar otro sin mayores complicaciones.
En la vida en sociedad, los instintos se moldean con normas éticas, morales, religiosas y legales, y el desarrollo de un ser comienza a ser una compleja amalgama de mandatos entre factores psicológicos, emocionales, fisiológicos, y también políticos y de clase. En este complejo contexto social, es que surgen las etapas de la vida, delineadas por los tránsitos entre tales o cuales edades, en las que se asignan los roles y lugares que ocuparán las personas dependiendo de su progresivo desarrollo físico, emocional y psíquico.
Los doce años de edad es la puerta de transición entre la niñez que se deja atrás y la adolescencia que aún no llega. Es la edad en la que, en su mayoría, los/las jóvenes comienzan a atravesar los cambios hormonales y corporales, muchas veces dolorosos, que modificarán no solo su cuerpo sino también su forma de relacionarse con los otros. Comienzan las búsquedas entre pares de aquello que motiva esa nueva corporalidad, que aún está en desarrollo.
¿Qué ocurre cuando esos descubrimientos son forzados, intervenidos, abusados por aquellos que ya no son pares? ¿Qué pasa cuando las moralidades, generalmente religiosas, y las miradas estrictamente biológicas se sobreponen abusivamente al devenir social y psicológico de las personas? ¿Cuáles son las consecuencias de los silencios y encubrimientos de quienes deben velar por la seguridad integral de los menores? ¿Qué puede sobrevenir de la decisión de todo un sistema social de “salvar la vida” pero destruir concertadamente a quién involuntariamente la engendran?
Sucede lo que ayer en el Hospital Mariano y Luciano de La Vega: una niña de doce años, abusada por quienes debían protegerla, luego de atravesar 9 meses de embarazo da a luz.
¿Qué pasó antes de llegar a esta instancia? Fuentes cercanas a la madre de la niña violentada afirman que esta habría asistido embarazada a la escuela N 39 de Moreno durante todo el ciclo lectivo 2019. Además habría sido controlada en la Salita del barrio Cuatro Vientos. ¿Ningún profesional de la Educación o de la Salud advirtió esta situación que evidenciaba inequívocamente una violación? ¿Quién es el responsable de la violación de la niña? Solo a partir del parto la Justicia investiga.
Mientras una niña a la que los pechos le dolían por su normal desarrollo, ahora le duelen por estar generando la leche que debe alimentar al bebé que acaba de nacer. Una pequeña a la que el vientre podía molestarle por el habitual ciclo femenino y le molestaron además las contracciones, el crecimiento de un ser en su interior y la cicatriz imborrable de la cirugía, de la cual todavía debe recuperarse. Una niña a la que se le negó todo tipo de decisión, asistencia y acompañamiento, para acceder a sus derechos como niña y como persona, en una etapa donde justamente comienza a desarrollar la capacidad de decidir qué quiere y qué no para su futuro. Una niña que no pudo ponerse la campera de Egresados de Primaria y cargar su mochila con útiles escolares porque algunos decidieron cargarle el bolso con ropa de bebé y entregarle a la fuerza el certificado de maternidad.
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