Espacio Publicitario

publicidad
publicidad
publicidad

Son madres que caminan entre las líneas de frontera, cuando los disparos van de un lado a otro.

Son mujeres que conviven con el temor a la pérdida irreparable, el dolor presente que proyecta sombras. Son sujetos sociales que no cesan NUNCA en encontrar un lugar, un momento, para mediar, enseñar, cuidar, proteger a los pibes.

La construcción simplista del complejísimo deterioro social califica lo que ocurre en el Plan Federal Lomas de Casasco como «un conflicto bélico entre bandas». La búsqueda imprescindible de hallar explicaciones fundadas es escuchar, comprender y percibir cómo transcurre la vida con la muerte agazapada, bebiendo las condiciones objetivas para entrar en escena.

Este escenario no debe ni puede prescindir de la pregunta, ¿dónde está y qué hace el Estado?

Carina, referenta social, territorial, Casa Joven Diana Sacayán, describe que las familias colocan los colchones en el piso a modo de resguardo cuando los enfrentamientos recrudecen: «Vivimos una guerra de bandas y son pibes, hijes nuestros. No es lo que nosotras deseamos, hace años que estamos denunciando a gritos que la juventud está en peligro, no es que sean peligrosos. Demonizan a los pibes de los barrios cuando todas las políticas de los gobiernos fallan. No hay políticas genuinas, nadie habla de la juventud, pero pasan estas cosas, estas guerras que claramente son evitables. Lo que ocurre acá no es una guerra de narcos sino una batalla entre pibes disputándose el territorio, porque de esa forma se sienten protagonistas, se sienten importantes. Cuando llamás al 911 la policía pasa de largo, parece que tiene más miedo que nosotras. Estamos desveladas, ponemos el despertador cada una hora, nos comunicamos entre las vecinas. Hay mucha tergiversación en las redes sociales, nosotras no queremos ningún pibe preso ni muerto, solo pretendemos que el Estado, nacional, provincial y municipal, nos pueda escuchar y entender lo que se está viviendo».