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Fuente: Izquierda Diario – Esta madrugada, con miles de efectivos policiales y con Sergio Berni a la cabeza, la Bonaerense y otras fuerzas reprimió a miles de familias que reclamaban tierra para vivir. Empezó a funcionar el «acuerdo nacional» que pidió Cristina Kirchner.

Se terminaron los relatos. La primer gran represión del Gobierno del Frente de Todos fue contra las familias pobres de Guernica. El progresismo quedó en el olvido. O puede servir para los discursos de ocasión.

La dinámica de los acontecimientos parecía cantada. A la Policía Bonaerense le dieron todo lo que pidió en tres días. A los bancos les subieron las tasas para que siguieran ganando. A las patronales sojeras les bajaron las retenciones para «incentivarlos» a que liquiden dólares. Hablaron de «soberanía alimentaria» y terminaron cediendo ante los vaciadores de Vicentin.

El acuerdo con los grandes acreedores internacional -de aquella deuda macrista tildada como «ilegal» en la campaña electoral- evidenció el alineamiento abierto con el gran capital financiero internacional. El Presupuesto 2021, que se vota esta mañana en Diputados, construido en función de los deseos del FMI, es otra de las vetas de ese lugar político del oficialismo.

Sin embargo, la señal de partida de esta represión la dio Cristina Kirchner hace 72 horas. Lo hizo mediante una carta en la que pidió un «gran acuerdo nacional» con todos «los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales». Es decir, un acuerdo con Clarín y Techint.

Los discursos y los relatos quedaron en el pasado. La única verdad es la realidad. Y la realidad es que reprimieron a familias pobres que pedían tierra para vivir. Todo en función de garantizar los negociados de los grandes capitalistas inmobiliarios.


Carta de Cristina Fernández de Kirchner (LINK)