Por Ricardo «Lolo» Gómez / ANCLA Moreno –
Pensar la ideología de la derecha argentina, en términos políticos, se hace muy necesario porque su ideología siempre intentó constituirse en creencia común. Y en la Argentina siempre ha habido una parte considerable de la sociedad erigida en sus creyentes.
El poder de las minorías se ha dado en los últimos tiempos bajo el signo del “sentido común”, impuesto por el aparato de los poderes fácticos, por el poder hegemónico de los medios, del mercado, de los dueños de todo. Su preparación y desarrollo comienza invocando “La Libertad”, “La República”, “El libre mercado”, como tantas veces sucedió en nuestra historia como país, contra toda posibilidad de un camino de emancipación, de soberanía, de restablecimiento y crecimiento de derechos para las mayorías populares.
Frente a esta situación, frente a este avance, a veces sutil, referentes, dirigentes, cuadros políticos y espacios colectivos del campo nacional y popular responden con indiferencia o desestimación, con descartar por teorías conspirativas sin fundamentos sólidos.
A veces el silencio es una acción, o postergar la discusión y el análisis serio de una respuesta a este avance de buitres al acecho, concluye en la postergación de toda posible unidad para la Resistencia del campo popular y defensa de los derechos de las grandes mayorías. Después es tarde para lamentos, después ya no sirven las culpas.
No podemos en momentos como el que vivimos, seguir cometiendo errores de juicio, de trazos gruesos, de malinterpretar la Política y la Historia. Negar o simplificar la avaricia de los poderosos, de la oligarquía, de la prensa cipaya, de la Suprema Corte de Mafiosos, de un aparato judicial al servicio de los intereses antinacionales, auspicia grandes males. Porque no son sólo portadores de opinión, son portadores del crimen. No podemos ignorar lo que anuncian.
Subestimar el peligro siempre fue letal para la existencia de una Comunidad en paz y con Justicia Social.
No somos un pueblo de analfabetos políticos o ignorantes que desconoce que, de la imposición de las políticas de los sectores de privilegio nos llevan al hambre, a la desocupación, a la miseria, a la represión y la pérdida de derechos.
Como en la tragedia de Macbeth, afuera donde domina la noche, las tinieblas, torpes criaturas furtivas y rapaces de la oscuridad llenas de violencia y sangre, llaman con una palabra a la puerta, sus golpes, su insistencia, son sutiles. Cuando se les presta atención y se los escucha cabalmente el trabajo de los Oscuro ya se ha consumado, ya es tarde.
¿Siguen siendo difusas las palabras? ¿Sus gestos? ¿Sus actos? ¿Son sólo metáforas las incesantes remarcaciones de precio de los oligopolios alimenticios? ¿El boicot de las multinacionales cerealeras? ¿La suba incesante del dólar “ilegal”? ¿El golpe de mercado y la suba incesante de la inflación? ¿La Libertad de un fiscal delincuente como Stornelli? ¿La altanera declaración de un mafioso de la Corte sobre que no hay derecho cuando hay una necesidad? ¿Es una mera aparición la posibilidad de encarcelamiento de Cristina Fernández?
Puede que haya quienes interpreten este escrito como un mensaje del desastre o como un eco que llega del pasado ya olvidado y superado, como un temor excesivo y tal vez inconducente. Pero yo confío en la experiencia del Peronismo, que sabe y conoce cuando llega la hora de salir a defender sus derechos y hacer tronar el escarmiento.
¡No pasarán! ¡Nunca nos han vencido, solo que aún no hemos triunfado definitivamente!
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