Por Alfredo Grande
Dedicado a Carmen Villalba. Porque su dolor siempre es lucha.
Agencia Pelota de Trapo.- “Maestro: ¿que es el fascismo? –preguntó el aprendiz. El maestro lo miró, sorprendido de la pregunta. Meditó la respuesta. Incluso la demoró. Fascismo es todo pensamiento que proponga cualquier forma de solución final basada en el exterminio. El aprendiz lo miró. Midió el alcance y tonalidad de cada palabra. -Entonces maestro su respuesta es fascista. Porque la considera la solución final a mi pregunta-. El maestro suspiró. Esbozó una sonrisa que rápidamente replegó. – Mi respuesta no extermina mi pregunta. Apenas pretende iluminar el problema inicial”. Hay pensamientos que organizan los problemas iniciales con criterios de máxima simplicidad y una altísima carga de prejuicios. Dan todo por pensado y entonces queda poco y nada por pensar.
Como siempre hay que hablar de la soga en la casa de ahorcado, es frecuente que los que militamos en la banda ancha que se denomina “las izquierdas”, digamos que todos los males tienen como causa única al capitalismo. Dicho así, sin mayores aditamentos, la solución final es arrasar con el capitalismo. Muchos lectores, incluso yo mismo, pensamos eso. Pero denominar al capitalismo como problema inicial desconoce que, para decirlo en clave de aforismo implicado, “hoy los inquilinos celebran el día del propietario”. O sea: el capitalismo es un modo de producción económica, política y cultural. Cuya localización es desde los organismos financieros transnacionales hasta los aspectos más simples de la vida cotidiana.
Aunque sea triste la verdad, a veces tiene remedio. El capitalismo también somos nosotros. Lo atacamos, lo combatimos, lo sufrimos, pero no pocas veces lo reproducimos. Esto es mucho más evidente en los tiempos de lo que las democracias denominan paz. Yo lo denomino “tregua”. Recordemos los tiempos de la perestroika, el sindicato Solidaridad y la decisiva tarea terrenal y clerical del papa Wojtyla. La solución final al peligro comunista que martillaba la mala conciencia burguesa desde principios del siglo pasado. La banda ancha de las izquierdas incluía a la denominada socialdemocracia y que yo he bautizado como “retroprogresismo”. Y los modos de producción política y cultural del capitalismo se reprodujeron en las organizaciones anti capitalistas.
Camuflados en multiplicidad de organizaciones no gubernamentales, fundaciones, universidades privadas, empresas financieras, los capitalismos florecieron y no solamente en primavera. Hoy estamos escuchando a funcionarios -cuya identidad autopercibida es nacional y popular- decir que el problema inicial es la toma de las tierras. Estamos retrocediendo a la buena conciencia burguesa anterior a la pueblada del 2001. Un político de moral nada dudosa, ya que siempre está al servicio de los poderes más concentrados, haciendo alianzas por derecha y por extrema derecha, dice que a los que toman tierras hay que retirarlas la IFE. Para nuestro inquisidor mayor de la seguridad total, hay que meterlos presos.
Un gobernador que -según el senador estrella que terminó estrellado en la fórmula con el ingeniero de la macabra figura- viene del partido comunista, parece que va para otro lado. Habló de la ilegalidad de las tomas. Haciendo amnesia de las afirmaciones sobre imponer lo legítimo sobre lo legal. Entonces para fortificar la simplificación reaccionaria le ponen el condimento de las organizaciones que lucran loteando y vendiendo los terrenos tomados.
Luchar contra Mac Donald no exige prohibir las hamburguesas. El problema inicial no son las tomas. Porque hubo múltiples problemas iniciales que nunca fueron resueltos. Imposible acceso a la vivienda, por ejemplo. Ausencia de leyes de expropiación para fábricas abandonadas y gestionadas por sus trabajadores. La Toma en Rosario es uno de los ejemplos más importantes. El problema inicial fue el vaciamiento del Supermercado Tigre. Pero la cultura represora siempre llega con malas soluciones para los problemas que causó años antes.
En los momentos gaseosos de la lucha de clases, que algunos llaman democracia representativa, los problemas iniciales y las soluciones finales se diluyen. Por eso es necesario para volver al estado sólido intentando que no se desvanezca en el aire, recordar los momentos donde los embajadores de la barbarie no usaron las máscaras de goma de la civilización.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, la Operación Antropoide consistió en el atentado contra el más poderoso y temido de los jerarcas nazis, el Obergruppenführer (Teniente General) Reinhard Heydrich, jefe de la RSHA, Protector de Bohemia y Moravia y uno de los artífices de la Solución Final”. O sea: el exterminio planificado de judíos, comunistas, gitanos, homosexuales, anarquistas y todo aquello que pudiera contaminar la pureza y supremacía aria. Mal o bien que les pese, muches funcionaries siguen capturados por la idea de una solución final. Insisto: para eso es necesario simplificar y prejuiciar el problema inicial.
Siempre me pareció un error político el anti macrismo acérrimo. Porque “Macri” es una marca de muchos productos diferentes. Matemos al perro pero no controlaremos la rabia. Hay nazismo y hay macrismo sin Hitler y sin Macri. Lo digo en clave de aforismo implicado: “el frente de todes no es la solución final para los males del neoliberalismo”. Pagar la deuda en el mejor escenario posible, no anula que seguimos pagando la estafa más colosal. Quizá sea una de las causales de la actual toma de tierras. El denominado gatillo fácil es nuestra forma de solución final. Y el llamado “chocobarismo”, una de sus expresiones. Pero no la única.
La desaparición y asesinato del joven Facundo muestra que los “chocobares” se han multiplicado. Un comunicador en el canal C5N mientras habla en estilo gaseoso, tiene un zócalo de pantalla que dice: “Facundo. Falta saber si fue un crimen o un accidente”. Le faltó decir que “parezca un accidente”. Recordé la farsa de Dario Fo “Muerte accidental de un Anarquista”. Pero si “la bonaerense” sobrevivió al secuestro, tortura y asesinato de Luciano Arruga, ¿cómo negar que la solución final sigue vigente?
Los fascismos de los pensamientos se evidencian en las dictaduras pero no lograr ocultarse en democracia. La solución final se mantiene vigente. Convocatoria Segunda Independencia emitió una fuerte declaración de la que extraigo: “El caso de las dos niñas asesinadas ayer por el Ejército y las Fuerzas Conjuntas paraguayas refleja la magnitud del enfrentamiento y la crueldad de los dominantes. Ayer un numeroso contingente de “Fuerzas de Tareas Conjuntas” atacaron un parador en una zona boscosa del norte paraguayo. El Gobierno terrorista y guerrerista paraguayo informó que era un “campamento guerrillero del EPP”. Pero las únicas caídas fueron dos niñas ARGENTINAS: Lilian Villalba y María del Carmen Villalba, ambas de 11 años. Ambas son sobrinas de la gran Carmen Villalba, presa política del EPP, a quien también hace más de diez años el Gobierno paraguayo, en territorio argentino, le asesinó a su hijito de 13 años”.
Los fascismos de los pensamientos, de los cuales el principal son las diferentes formas de exterminio, sigue vigente. Y ahora tiene el discurso justificatorio de la virología, la biología, el sanitarismo caníbal, las diferentes formas de protectorado, de cuidar, vigilar y castigar, culpabilización sistemática de las víctimas (si se contagió por algo será) y el poderío mundial de las plataformas digitales y los laboratorios de vacunas.
No faltará quienes me digan: “pero el virus existe….las vacunas son necesarias”. Simplificacion inicial y nueva solución final. Le diré que lea este trabajo antes que un algoritmo (nada personal) lo anule.
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