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La dureza del conflicto es la mano extendida de la Intendenta, inquebrantable, firme, decidida. No solo es un cierre unilateral de la Mesa Paritaria, sino medidas ejecutivas antiobreras que buscan perforar la malla gremial que intenta tejer nuevos vínculos con las bases. Mariel tiene pulso y no le tiembla el brazo. Las entidades sindicales se encuentran en una encrucijada y deben tomar el rumbo correcto para ampliar una lucha que ya tiene el rostro de política.

Para ATE y SITRAM el paro de hoy fue de alto acatamiento, superior al 70 por ciento.

Desde el gobierno la respuesta no pasa por el silencio sino la invisiblización del conflicto. Despliegue de cooperativas y fortalecer la política de confusión, placas informativas de Delegaciones abiertas al público, como ocurrió con la de Moreno Norte.

La huelga en los lugares de trabajo continúa mañana. Salarios dignos es la consigna, la bandera que flamea en las comisiones y cuerpos de delegados que recorrieron sector por sector para obtener una radiografía in situ.

En el Municipio florecen mil flores, también las cooperativas que, en la disposición de esa fuerza que presta servicio, se pierde de vista la institucionalizada precarización: educación vial, estacionamiento medido, en barrido y manejando camiones, trabajadores /as de la economía popular que reemplazan a trabajadores /as formales con básicos de indigencia y pobreza.

El aparato jerárquico sigue las líneas directrices de La Capitana. Sus ingresos, que aumentan por la lucha gremial, aseguran inclusión y por supuesto pertenencia incuestionable al marielismo.

Transcurren las primeras 24 horas de la medida de fuerza. Resta todo el jueves… queda el año para ordenar los planes ante el tablero de ajuste en el que Mariel no dudará en seguir moviendo las piezas.