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Hay 1,7 millones de personas desocupadas en todo el país. Las ciudades con mayor desempleo son Resistencia (11%), La Plata (9,9%), Gran Buenos Aires (9,1%), Trelew (9,0%), Corrientes (8,9%), Gran Córdoba (8,2%) y Gran Santa Fe (8,1%). La tasa de desocupación sigue en los máximos de la pandemia y es la más alta desde 2016. Asimismo, el número de trabajadores subocupados se ubicó en un 11,8%, un aumento de más de un punto con respecto al año pasado. Por otro lado, en el marco de una licuación salarial que casi no tiene precedentes, creció la cantidad de ocupados que buscan trabajo o complementar con otro el que ya tienen.

El panorama es dramático y el que se avecina puede ser peor. Es demasiado probable que haya más despidos, ya que la economía no repunta a la par que la industria ingresó en un parate y su capacidad ociosa cayó a niveles pandémicos. El propio gobierno lo reconoce: en el Presupuesto 2025 se proyecta que los miserables seguros de desempleo pasarían de 112.439 a 161.127 en 2025. Milei, asimismo, se apresta a cargarle más combustible a la motosierra para seguir echando trabajadores estatales, y quiere implementar una reforma jubilatoria que incluya la suba de la edad de retiro –lo que limitaría el ingreso de personas al mercado laboral.

Los capitalistas echan trabajadores para recomponer su tasa de beneficio en el marco de la crisis. Y el gobierno los avala y los ayuda dándoles herramientas –reforma laboral– para avanzar en despidos sin tener que pagar indemnizaciones o abonando un monto irrisorio. Milei ya dispuso el despido de miles de empleados estatales. De conjunto, en junio, se cerraron más de 400.000 cuentas sueldo –sector público y sector privado. Con todo, la destrucción de fuentes de trabajo está subestimada, porque las estadísticas no tienen en cuenta los despidos que se producen en el sector informal, del que es víctima casi el 40% de la población. Los patrones y su gobierno están sacudiendo a los trabajadores con la complicidad de las burocracias peronistas de la CGT y las CTAS.

El desempleo, bajo el régimen social capitalista, opera como un factor de presión para tensar hacia abajo la masa salarial toda y reforzar la extensión e intensidad de la jornada de trabajo. Esto, en un cuadro en el que los salarios perdieron en promedio un 23% de su poder adquisitivo desde que asumió el criminal-libertario Milei. El presidente, junto a su ministro de Economía Luis Caputo, quiere imponer un techo paritario del 2%. La presión sobre el mercado laboral que ejercen desocupados, subocupados, ocupados demandantes y ocupados no demandantes creció del 27,9% al 29,75 de la Población Económicamente Activa en la comparación interanual (Ámbito, 19/9).

Para los trabajadores, la clave pasa por impulsar asambleas en todos los lugares de trabajo para imponer un paro general y un plan de lucha contra los despidos, y para luchar por salarios que cubran el costo de la canasta familiar.