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Tras la inauguración de la estación Moreno, del Ferrocarril del Oeste, el jueves 12 de abril de 1860, a su alrededor surgió el pueblo, un reducido grupo de casas en medio de un ámbito netamente rural, con la peculiaridad de ser terminal del servicio ferroviario, lo que le brindó el privilegio de convertirse en el centro de toda la región.

El caso de Moreno fue especial, ser cabecera de la línea férrea, le otorgó importancia, hasta aquí no solo llegaban pasajeros atraídos por la novedad del tren, sino también comerciantes, productores y tropas de carretas, por la facilidad del transporte ferroviario. Esta condición permitió un creciente movimiento de carga y descarga de mercaderías, la aparición de comercios, pulperías y del servicio de correos y mensajerías, que partían en todas direcciones hacía el interior.

Esta situación se mantuvo a lo largo de cuatro años y llegó a su fin el 23 de mayo de 1864, cuando quedó habilitado el tendido de las vías hasta Luján.

A partir de ese momento, Moreno sería solo una estación de un ramal que se prolongaba cada vez más.

Como consecuencia, el joven pueblo detuvo su desarrollo y cayó en un largo estancamiento.

La creación del Partido, el 25 de octubre de 1864, no logró cambiar este destino, el gobierno local respondió a los intereses de los hacendados, que controlaron la municipalidad y sus grandes extensiones de campo y estancias, rodeaban al reducido casco urbano.

Consiente de la importancia del ferrocarril y los beneficios que aportaba, en un intento por recuperar el impulso que brindaba, cuando el Ferrocarril del Oeste proyectó el ramal de 64 kilómetros hasta Lobos, el Juez de Paz Pedro Martínez Melo, realizó intensas gestiones ante la empresa, para esa época de propiedad estatal, reunió en varias oportunidades a los vecinos más influyentes y elevaron un documento al gobierno provincial, con el ofrecimiento de suscribirse a la obra, con acciones por valor de un millón de pesos, si la nueva línea partía desde la estación Moreno.

Todo fue en vano, el 24 de marzo de 1871, el ramal fue inaugurado en Merlo.

Convertido en un pequeño pueblo de campaña, Moreno continuaría en su atraso y falta de progreso, en 1876, los hermanos Mulhall, en su Manual de ese año, dieron testimonio de aquella realidad, «el pueblo de Moreno tuvo una época de prosperidad cuando era término del ferrocarril, pero ahora está en decadencia, teniendo solamente 372 habitantes, (en el pueblo) una iglesia no concluida y una escuela con 91 niños».

Un año después, en 1877, será Fernando A. Coni, quien se refiere en el mismo sentido, «este pueblo fue la antigua cabecera del Ferrocarril del Oeste, por cuyo motivo desplegó un rápido vuelo, pero una vez prolongado dicho ferrocarril, empezó su decadencia, habiendo quedado reducido a un pueblo de paseo para las familias que veranean».

Moreno, un distrito ganadero, debía su falta de prosperidad, así como el estancamiento comercial y poblacional, a los latifundios, primero arrendados a criadores de ovejas, que luego continuaron como campos de pastoreo vacuno, impidiendo la radicación de pequeños productores agrícolas, en chacras y quintas.

En un nuevo intento por obtener beneficios con el trazado ferroviario, la clase dirigente local, los hacendados, recurrieron a una nueva propuesta de su propia imaginación.

En efecto, el Juez de Paz Juan Rosalio Casco, hombre de gran fortuna e influencia política y el más importante ganadero, el 17 de febrero de 1884, convocó a los más destacados vecinos a una reunión en la municipalidad, con el fin de solicitar al gobierno provincial, el tendido de una línea férrea entre Moreno y Pilar, sobre la actual Ruta 25.

Para llevar a cabo las gestiones necesarias, se solicitó la colaboración del doctor Nicolás Avellaneda, Antonio Malaver, José María Bustillo, Amancio Alcorta hijo, Felipe Ruiz, Carlos Herrero y Francisco Álvarez, todos propietarios de tierras en Moreno, quienes conformaron una comisión con ese objetivo.

Pese a los influyentes personajes, la propuesta fue rechazada.

Ese mismo año, el 15 de noviembre, el entonces médico municipal Agustín Risso Patrón, elevó un informe al gobierno de la provincia, que comienza haciendo una descripción de aquella realidad morenense, «rodeado este pueblo de establecimientos de pastoreo, se halla estacionario, sin disfrutar del privilegio de otros que florecen bajo el impulso de la agricultura, que tanto influye en el mejoramiento moral e intelectual, acrecentando las fuentes de riqueza. La tierra entregada, casi en su totalidad a la industria pastoril, que en mi concepto siempre será una dificultad para el adelanto, si no se combina con la industria agrícola, es la causa de la falta de población de este Partido, que, teniendo una superficie de diez leguas cuadradas, solo cuenta con tres mil cuatrocientos veinticuatro habitantes…»

La vida en Moreno, por años, estuvo atada a la explotación ganadera, recién en la última década del siglo XIX y primeros años del XX, comenzó la explotación tambera, con la instalación de innumerables arrendatarios, vascos españoles y franceses, dedicados a la industria lechera, que cambio la fisonomía del Partido, permitiendo la aparición de almacenes de ramos generales, bares y fondas, con la práctica de sus deportes, bochas y frontón, como así también la estación de trenes contó con su embarcadero de tarros de leche y un movimiento incesante de carros.

Por esos años surgirán chacras y granjas modelo, como Monsegur y Las Rosas.

Bibliografía:  Ciudad y Partido de Moreno. Desde sus Orígenes más Remotos hasta 1949. Juan Carlos Ocampo. Editorial Dunken.2008

Diccionario Geográfico argentino (1877-1880) Fernando A. Coni. Bs. As. 1951.

Manual de las Repúblicas del Plata. Michael G. y Edwuard T. Mulhall. Londres 1876.   

La Sanidad en las Ciudades y Pueblos de la Provincia de Bs. As. Carlos a. Grau. Informe del Doctor Agustín Risso Patrón. Archivo Histórico Provincial Ricardo Levene.