En el último tiempo las noticias sobre “suicidios adolescentes” toman estado público. ¿Significa qué antes no ocurrían?
En Moreno no hay información oficial y pública. Es decir, datos que nos ayuden a comprender situaciones que como sociedad nos duelen.
La respuesta ante estos hechos es individualizar y focalizar las acciones en la comunidad que fue afectada, incluso la recomendación de parte de los Equipos de Orientación Escolar (EOE) es NO nombrar la palabra “suicidio” porque la propuesta es abordarlo desde una perspectiva que piense los “proyectos de vida”.
Esta metodología ocurre en el sistema educativo en general, no solo con la salud mental, sino en cada uno de los problemas que tiene la escuela. La meta es situar todo como «sucesos aislados», tal vez porque si se comienzan a observar y registrar patrones semejantes los /as responsables /as serían otros: funcionarios /as públicos con nombre y apellido.
La pregunta surge: ¿Cómo afrontar un tema que no se nombra?
Hay un eje básico de la E.S.I (Educación Sexual Integral) de quienes trabajamos desde una perspectiva de derechos y comunicación: lo que no se nombra, no existe.
Ante esta situación ¿qué se puede hacer?
Cuando existe una problemática que preocupa e intenta revertirse desde el Estado, con personas idóneas, se desarrollan políticas públicas. Se debe estudiar la situación, observar qué denominadores comunes existen, qué dicen las familias y las comunidades. Estudiar requiere sentarse a pensar y animarse a cuestionar las propias prácticas e invertir.
¿En qué hay que invertir?
En la conformación de equipos interdisciplinarios de profesionales, en atención real del área de niñez, en espacios de contención para los chicos y chicas, en escuelas dignas y habitables, entre otras cosas.
En Moreno tenemos la experiencia del Hospital Mariano y Luciano de la Vega en el área de maternidad. La tasa de muerte materna era elevada y se decidió intervenir para mejorar la atención y revertir datos alarmantes.
Los ciudadanos esperan que quien dirige un municipio, una provincia o un país no mire solo la baldosa, sino que piense de forma integral cada una de las problemáticas y alcance respuestas reales. En síntesis, que administre lo público por el bien común.
¿Sabemos si hoy lo están haciendo?
No, realmente no escuchamos algún funcionario público explicar qué se hace. No hay un comunicado oficial que brinde datos, explique políticas públicas. Mucho menos que brinde alguna conferencia de prensa.
¿Qué se hace actualmente en un caso de suicidio de un alumn@ de una institución educativa?
Se convoca a los equipos de Inspección de Psicología, se acercan equipos de Niñez del Municipio, llega rápidamente el inspector o inspectora de la escuela, se solicita intervención del equipo del programa ACAIAS (Abordaje de Conductas Autolesivas con Ideación Suicida), se pide a los docentes que traten de NO mencionar la palabra “suicidio”, que pregunten si el estudiante quiere hablar, que acompañe con “amor” el momento de duelo. Es decir, la institución educativa se llena de “personas importantes” que recorren la escuela uno o dos días y luego se retiran porque “están sobrepasados” de trabajo. Sin olvidar que se reparte el PDF de las recomendaciones sobre cómo abordar situaciones conflictivas en las escuelas (normativa vigente). Y se menciona una y otra vez que los docentes son los primeros en tener la responsabilidad de “escuchar”, “prevenir”, “contener”, “detectar” y “construir” una escuela que abra las puertas.
No hay más inversión, no hay mejores sillas, no hay mejores aulas, no hay más personal, no hay información, no hay verdaderas reuniones de trabajo. El tiempo pasa, el duelo se hace como se puede y la escuela sigue funcionando con lo poco que tiene. Hasta que un día la noticia vuelve a golpear.
¿Cómo acompañan los sindicatos a los docentes en estas situaciones?
Esa, es otra pregunta sin respuesta.
La realidad duele…
En Moreno estamos viviendo una situación que preocupa. Hoy conocemos historias de chicos y chicas que no vieron un horizonte de vida posible y decidieron no continuar. ¿Qué hacemos los adultos para que esto no vuelva a ocurrir? De forma individual se puede hacer muy poco, pero si la política pública lo pusiera en agenda tal vez padres, madres, docentes, directivos, auxiliares y toda la comunidad podrían trabajar para hacer un mundo que “de ganas de ser vivido”.
En julio el duelo atravesó a la Secundaria 50 de Francisco Álvarez; el jueves pasado la noticia sacudió a la comunidad de la Secundaria 43 de Lomas de Moreno y este lunes el dolor golpeó a la Secundaria 33 del barrio San Carlos.
No hay respuestas, solo muchas preguntas. Ocultar la realidad nunca fue un buen camino. Lo primero es hablar… siempre.
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