CRECE LA TOMA SOBRE LA RUTA 23 –
El tejido que cierra la parte trasera del CIC La Bibiana tiene un agujero que se convierte en pasaje a los juegos, hamacas y tobogán para los niños /as que acompañan a sus madres y padres en la delimitación de parcelas populares.
Los adultos están desplegados entre carpas, nylon y maderas. Algunos trabajan en pozos más que en cimientos. Las medidas están a la vista y la igualdad de 10×15 se rompe en el centro del asentamiento con una figura casi octogonal. Corre la tercer jornada de un toma de tierras al costado de la Ruta 23, a centímetros del Polideportivo Catonas.
Nos rodeamos a familias que consultan el interés de estar ahí. La palabra circula, las dudas son lógicas, tanto como la esperanza de ganar terreno y derecho de hábitat. Es una mujer la que acepta hablar. Irene manifiesta:
¿Cuántas familias hay?
Máximo 60. Cuando vinimos la primera vez éramos diez y ahora somos una banda. Vinimos el miércoles a la mañana con mi familia, hay mucha gente que necesita y esperemos que salga todo bien, que podamos tener nuestro terreno y nuestras cosas. Yo no cobro nada, ni asignación porque soy NN
¿Cómo llegaste?
Por mi hermana, ella tiene su casa más allá, iba a hacer un trámite para el colegio del nene y estaban tomando. Ella se quedó por nosotros para agarrar un terreno, porque somos muchos en la casa de ella y no tenemos donde vivir. No tengo para pagar un alquiler, está todo muy caro, ojalá que podamos tener la oportunidad de tener un lugar. Para tener una vivienda no puedo anotarme porque soy NN, igual no te dan ayuda de nada, te dejan diez años esperando una respuesta, te cansás de hablar y nunca tenés nada, es injusto.
¿Cuánto tienen los terrenos, cómo los dividieron?
Yo tengo 10 de largo.
¿Como hicieron para dividirlos?
Con mi hermana temprano, desde el miércoles.
Hubo presencia policial, ¿se acercó alguien del Municipio?
Si, vinieron y dijeron que estaba el dueño en fiscalía y que se iba a presentar, pero no vino ni nada. Después dijeron que era fiscal y que nos podíamos meter así que por eso estamos acá y nos quedamos
Ocupan los terrenos, ¿qué tienen puesto?
Las frazadas con los chicos, prendemos fuego a la noche y nos quedamos
¿Y la noche?
Abajo del toldo, a veces a la intemperie.
¿Cómo construirían la casa?
Tipo casilla, con lo que se puede.
En el caso de que puedan quedarse, ¿esperan ayuda del gobierno?
Si, alguna chapa o con lo que nos puedan ayudar. Necesitamos sino no estaríamos haciéndolo ni perjudicando a nuestros chicos.
¿Hay alguien que organiza la toma?
Cada familia, nos ayudamos con algunas chicas para poder armar la calle, arreglar un poco, hay solidaridad con los vecinos de acá.
¿Y con los del barrio?
Hay una señora que llamó a la policía porque no quería que ocupemos el lugar.
El gran predio en cuestión, de propiedad pública (Municipalidad de Moreno) y otra privada, está bajo la atenta observación de los hombres y mujeres del Club Unidos. Miran uno de los arcos donde cuelga el trapo que los identifica con el verde y blanco. El mediocampista habla con el central y mandan a jugar a la ofensiva con una máquina que cortará el verde césped. No hay resistencia a la ocupación pero saben marcar la cancha. Daniel preside la institución y el cuidado de esa porción de tierra: «Desde el año 1996 estamos aquí, somos una institución sin fines de lucro. Nos encontramos con la toma y es algo doloroso para nosotros, entendemos la situación de quienes no tienen donde vivir pero pedimos que comprendan que nosotros tenemos 200 chicos que necesitan donde estar, que es la cancha. Por eso luchamos para que nadie se meta en el lugar de los chicos. Estamos haciendo guardias, nos dividimos con los técnicos, jugadores, directivos, madres, padres, estamos toda la noche para que nadie usurpe lo que es de los chicos.
¿Hubo enfrentamientos con las personas que están organizando la toma o fueron conversaciones pacíficas?
En ningún momento queríamos el conflicto, más allá de que nos respeten como institución, ante la urgencia de querer meterse se ha hecho un tipo de negociación, «hasta acá llegaron pero no más porque el club es de los chicos».
Si ellos se quedan aquí finalmente ¿van a ser parte del club?
Seguramente, sinceramente entiendo que hay una necesidad de que no tienen donde vivir, pero la solución no la tenemos nosotros sino el Estado, poner casas nos perjudicaría. Tenemos 9 categorías de chicos y 5 de adultos que son el respaldo y la contención de los chicos, entrenamos en este predio y en el otro.
A la noche, ¿hacen guardias?
Nos fijamos guardias, si uno se puede quedar una noche y el otro mañana lo organizamos así. Hay entre quince y veinte personas a la noche, durante el día también. Compartimos un mate, un plato de comida, tenemos mucho apoyo de toda la gente y todo se hace por el bien de los chicos.
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