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CADA DÍA MÁS DEMANDA –

Gladys y Jaime viven en la Reja Grande. Ellos reconocen a los que desde hace años llegan al merendero La Lucecita y  también a aquellos que se incorporan a ese lugar que entrega una copa de leche en horas de la tarde.

Una mujer y un hombre que no requieren de los cuadros estadísticos del INDEC o de la UCA que permiten “hablar” del hambre y la pobreza macrista, con su modelo exclusivo y con las continuidades a priori ajenas.

Gladys expresa emociones en palabras y gestos: “Se nota muchísimo la pobreza, tengo 72 niños en el merendero “La Lucecita” que lo abrimos hace 6 años, y la verdad que se van sumando los niños, porque antes eran menos, después eran más y ahora son 72 niños”.

Es la pobreza que se denomina estructural, es la que permanece ahí en el fondo escondida, olvidada y que no se resuelve con una bolsa de arroz o fideos

No es así. En el merendero a veces me donan ropa ya que los chicos llegan descalzos y eso me da mucho dolor, porque también soy madre y no me gustaría que mis hijas estén en esa situación. Entonces busco acá, allá, todo para repartir la ropa a los niños.

AUDIO 1 GLADYS

 

Aumenta el dolor social y Jaime razona en voz alta: “Es la desocupación de los padres, falta de trabajo, por eso es que se ve la pobreza”.

Creés que hay resignación de aquellos que puedan buscar un laburo, una changa y no encuentran. Son ellos los que golpean las manos en el merendero y te dicen ¿me podés ayudar, te mando a mi pibe?

Sí, es así, mucha pobreza por la desocupación, falta de trabajo para los padres y se ven exigidos porque que no tienen para darle de comer a los hijos y piden. Nos llegan a pedir en el merendero a nosotros porque no tienen.

Merendero, y cuando comedor, digo si esto es así que hay un crecimiento van a ir a la mañana a pedirte un vaso de leche.

Es que van a la mañana, antes del mediodía.

¿El horario que tienen ustedes es mañana y tarde?

GLADYS: Nosotros tenemos a la tarde pero igual le proveemos la leche para que la hagan en su casa. Le damos la leche y la chocolatada, pero yo conozco la situación, que te venga a pedir un nene y le digamos que no tenemos es algo muy doloroso.

¿Es el niño que te pide o es el niño con la madre?

GLADYS: A veces viene con la mamá y a veces lo manda la mamá.

¿Y qué está diciendo qué la mamá no va? ¿Qué siente dolor, se siente avergonzada?

Y si, mucha vergüenza porque tiene que pedir, pero no hay otra cosa que hacer que pedir.

AUDIO 2 GLADYS Y JAIME

 

Sin caer en idealismos, en el año 2001 y también 2002 recordarás las ollas populares que tenían un valor colectivo, comunitario, de lazos sociales fuertes. ¿Ahora es una situación crítica pero de demandas y acciones individuales?

JAIME: Ha cambiado el 100 por ciento, eso no se hace más por ahí, pero si ellos esperan todos los días cuando los chiquitos no tienen para comer.

¿Y ustedes que tienen para dar? No hablo de lo material sino esto de asumir una responsabilidad de estar esperando a esos niños y niñas, incluso de dar la cara cuando no son responsables de la pobreza y el hambre

GLADYS: Exactamente, pero lo hacemos por la misma causa, por la pobreza, porque vemos día a día casi el 45 por ciento de mal nutrición de los niños.

¿Cómo es eso?

GLADYS: Si, si, imagínese cómo no vamos a responsabilizarnos y hacer algo para los chicos, brindarles cariño, amor, apoyo. Ver a un niño que tome aunque sea un vaso de leche es una alegría para nosotros, porque se van contentos a sus casas y eso nos satisface muchísimo. Nosotros para ellos somos todo, nos ven y nos abrazan y son muy cariñosos porque nosotros les damos cariño, nos sentamos y les hablamos, lo que es bueno y lo que es malo para que ellos no anden en la calle. También digo que nos duele no poder a veces darle todo lo que necesita el niño.

AUDIO 3 JAIME Y GLADYS