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Finalmente, y luego de 4 meses de lucha de Johanna y de las mujeres que la acompañan, después de insistir, denunciar, aclarar, demandar y reclamar, la Justicia dictaminó la restitución del niño de 4 años.

Analizando la historia de violencia de Javier Paz, progenitor del niño y expareja de Johanna no debería haber lugar para la duda en relación a con quién debía estar el niño. Sin embargo la jueza consideró que para poner “paños fríos a la escalada de violencia” era conveniente no calificar de secuestro al acto que cometió Paz; y en lugar de eso poner en riesgo al niño y dejarlo al ‘cuidado’ de quien abusó física, verbal y sexualmente de Johanna frente al niño, y que además amenazó de muerte tanto al niño como a Johanna.

Desconociendo la naturaleza de la violencia vicaria la jueza del Juzgado Nº3 de Gral. Rodríguez consideró que “debía manterse el stato quo”. Para ello decidió descartar los informes interdisciplinarios, las reiteradas denuncias de violencia, las causas anteriores abiertas en contra de Paz por otras mujeres víctimas de violencia, y tener en cuenta el registro de una serie de cortas entrevistas realizadas por la psicóloga Samanta Moles. A la profesional le bastó una breve llamada telefónica que Johanna recibió estando en el colectivo para concluir que la madre del niño era una manipuladora y negligente, y que de permitírsele ver al niño no debía ser a solas.

Ayer la jueza Mónica Báez decidió revertir la decisión. Y así como no dio ningún fundamento para desestimar las denuncias de Johanna, ayer a las 16hs, sin ninguna argumentación ordenó, telefónicamente y de manera oral, como consta en el dictamen, la restitución del niño a su madre. La magistrada demuestra desdén hacia la necesaria racionalidad que debe primar a la hora de tomar decisiones que afectan la vida y la integridad de las personas.

Los diversos servicios de niñez, zonales, locales, oficinas de género municipales, en lugar de intervenir decididamente y tomar la palabra de Johanna desde el inicio y creerle…, prefirieron especular, dudar, bloquear teléfonos, prometer cosas para desdecirse al día siguiente, decidieron hacer lo mínimo administrativamente requerido y solo bajo presión, avalaron y se alinearon a lo que la jueza Mónica Báez iba decidiendo.

Solo Johanna y la grupa de mujeres que la acompañan se plantearon garantizar por sobre cualquier otro considerando el interés superior del niño. Solo la perseverancia, la insistencia, la difusión de los hechos y la denuncia del actuar de las funcionarias y los funcionarios lograron hacer que se dignaran a cambiar su actitud de indiferencia y reconsideraran su accionar. Solo rectificaron las intervenciones inútiles, no ya por el interés superior del niño, sino para no hacer evidente ante la opinión pública la flagrante contradicción entre el discurso declamado sobre la perspectiva de género y las actuaciones efectivamente llevadas a cabo.