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El 8, 9 y 10 de noviembre se realizó en Uruguay el octavo Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales (ELVA) bajo la pregunta ¿Qué hacemos los varones en el actual contexto de avance de las luchas feministas y disidentes? El Encuentro se plantea la necesidad de cuestionar la masculinidad hegemónica en discusión colectiva de distintas identidades masculinas: maricas, varones trans, cis heterosexuales. El espacio propone cuestionar privilegios, desandarlos y desafiar las opresiones que el patriarcado impone. Por Adrián Buenahora – Fuente: La Retaguardia

El lugar elegido fue el Centro Deportivo de Parque del Plata, un pequeño balneario a 50 kilómetros de Montevideo, el sabor que le aportó la cercanía a la playa fue innegable. El espacio recibió delegaciones de Argentina, Chile, Perú y sumado a la convocatoria local. Hubo talleres, conversatorios, espacios de encuentro y presentación de los distintas integrantes, presentación de libros y documentales, y la siempre disidente varieté del ELVA.

Según Emiliano, miembro del colectivo Traidores de Papá (TdP) de Montevideo, parte de la organización del octavo ELVA, el eje de este año “tiene que ver con esa discusión sobre el rol de los varones en las luchas feministas y disidentes. (…) También está planteado en base a las circunstancias que están pasando en América Latina, la avanzada fascista y neoliberal. También, el ELVA parte de ese diálogo entre distintas formas de habitar la masculinidad”. Estos debates estuvieron presentes en los paneles de viernes y sábado en relación a las luchas feministas y disidentes en el contexto latinoamericano actual y experiencias que desafían al sistema patriarcal. Quimey Ramos, Diana Sellanas y Marcela Pini fueron parte de estos debates.

Joaquín Coronel, estudiante de Ciencias Políticas y militante del Colectivo de Varones Antipatriarcales de la CABA, planteó: “El ELVA, desde mi humilde opinión, es un espacio de encuentro, donde convivimos una pluralidad de expresiones de la masculinidad en un ensayo permanente y creativo de intentar pensar cuál es nuestro lugar en la lucha contra el patriarcado. Y con ese objetivo tan utópico y a la vez cotidiano, se van abriendo desafíos y tensiones respeto a las formas de intervención, la relación entre varones cis y otras expresiones identitarias. Creo que es una excusa para congregarnos y poco a poco ir pincelando de algún modo cierta síntesis que nos acompañe a acumular al campo popular y feminista”.

Los talleres a lo largo del sábado y el domingo transitaron desde el cuerpo y la palabra distintos ejes de debate. Cómo tener abordajes no punitivistas sobre los casos de violencia en las organizaciones sociales fue una pregunta que más que respuestas dejó la necesidad de seguir trabajando y compartiendo herramientas colectivamente para afrontar la violencias machistas en las organizaciones que se pretenden una sociedad más justa pero que también reproducen las lógicas patriarcales. Este eje estuvo presente en cuatro talleres lo que muestra la necesidad de abordar las violencias machistas en el campo popular atendiendo que ha sido el movimiento feminista quien puso las cartas sobre la mesa. Queda planteado como tarea desarrollar herramientas colectivas empáticas hacia las compañeras y que rompan la complicidad entre varones.

Los espacios para transitar las masculinidades desde la experiencia vivencial y corporal también estuvieron presentes desde el abordaje teatral de historias de violencias e identidades disidentes, el explotar la sensibilidad masculina tan reprimida en una sociedad que nos dice que los nenes no lloran. Bailar, abrazarse, mirarse a los ojos, incomodarse, son consignas que nos lleva a poner en contradicción nuestra capacidad de levantar la bandera de la ternura y del goce en los procesos de transformación. El eje VIH también fue abordado desde el rompimiento de estigmas, así como la racialización de las masculinidades desde una perspectiva internacional entre género y étnico raciales.

No solo se cuestiona la masculinidad hegemónica desde los talleres y paneles sino que también desde la presentaciòn de libros y documentales. Fue el caso de la publicaciòn “Machos de Verdad. Masculinidades, deporte y clase en argentina” de Juan Branz. También del Documental presentado por el Colectivo de Varones Antipatriarcales (CVA) de CABA sobre el ELVA 2018 titulado “ No nos dejaron llorar”, momento en que los recuerdos la emoción de de ver el recorrido del encuentro y las palabras de les, los y las compas que participaron inundaron el centro cultural. La fiesta donde el binarismo y la heteronorma temblaron. Con la presentación de Carmelitas Clown y otres artistes, el sábado cerró a pura carcajada y música.

Para Leo Contreras, que viajó en uno de los micros autogestionados que salió desde la Ciudad de Buenos Aires “es importante un encuentro latinoamericano para conocer, apoyarnos y hermanarnos con las militancia de cada territorio y de esta manera poder trazar un ruta común para seguir avanzando en esta lucha contra un poder fascista, machista, patriarcal, antimigrante, conservador, religioso y odiante de las disidencias.”

UNA MIRADA REGIONAL

El encuentro es latinoamericano y la solidaridad estuvo presente. El espacio de articulación latinoamericana donde se presentaron las diferentes organizaciones participantes dio lugar iniciativas y a reflexionar sobre el carácter regional del encuentro. La delegación chilena planteó la necesidad de hacer un cacerolazo por la lucha que está desarrollando ese pueblo contra el gobierno de Piñera. La emoción de la solidaridad continental estuvo atravesada por la conmoción ante el avance del golpe en Bolivia. Emiliano, integrante del CdP remarcó las razones de un encuentro latinoamericano por la “importancia de poder articular las luchas de los diferentes contextos específicos y hacer más cuerpo ante la avanzada de la derecha. El encuentro de las distintas masculinidades en distintos contextos pudiendo dialogar y encontrando puntos en común, intentar apoyarnos más, cuidarnos y querernos más”.

UN ENCUENTRO QUE SE CONSTRUYE TODO EL AÑO

Si bien resulta una experiencia intensa en términos personales/polìticos y colectivos/polìticos, el ELVA se encuentra con reticencias y desconfianzas de diferentes tintes. “Hay que evaluar dónde nace esa negación. Es claro que frente a una propuesta contrahegemónica, las subjetividades sostenidas por los privilegios patriarcales van a intentar sofocar cualquier fuego que ilumine las desigualdades”, dice Joaquín del CVA. Las estrategias para acercar varones a este proceso tienen su particularidad: “Ir al choque es un resabio del machismo que nos impera, no es a los golpes que vamos a convencer a los machirulos de en qué lado estar, sino más bien construyendo dispositivos político pedagógicos y colectivos”. Para varios sectores del campo popular y del feminismo, los espacios de varones son observados con desconfianza, como espacios donde las masculinidades se lavan la cara. En este sentido, el estudiante de Ciencias Políticas reflexiona: “Creo que es cuestión de darnos espacios de encuentros con ellos, para derribar mitos sobre nuestra militancia. Vamos dando nuestros pasos para nada exentos de caer en errores, pero tampoco negados a escuchar voces compañeras, sobre todo del feminismo y las disidencias que tanto nos han enseñado.”

El ELVA no brinda certezas más allá de la perspectiva feminista con la que se identifica, pero sí permite habitar la contradicción y transitar la incomodidad de la masculinidad desde el sentir, el sufrir, el llanto, la risa, los cuestionamientos a nuestras prácticas cotidianas minadas de violencia.

Emiliano de TdP plantea que “al ELVA lo caracteriza que llegás con preguntas y volvés con muchísimas más preguntas, creemos que eso es parte del camino de interpelación que hemos tomado”. Por su parte, Leo concluye: “Participo y elijo seguir participando del ELVA porque como marica, migrante y un montón más de ‘oposiciones a la norma’ sé que aún son muchos los derechos y reconocimientos que nos faltan por arrancarle a nuestros opresores e incluso a nuestros mismos compañeros, y en contextos tan adversos como los que sigue viviendo nuestra región, siempre es bueno tener lugares de disputa menos hostiles”.

El Encuentro se enmarca en las organización de luchas por la transformación de la sociedad. Es en ese sentido que no queda acotado a tres jornadas sino que se construye todo el año. En la CABA se realizará el 30 de noviembre de este año un encuentro para recuperar talleres y discusiones que se dieron en Uruguay con el objetivo de acercarlos a quienes no hayan podido viajar. Un primer paso en el desarrollo de lo que será la construcción del noveno ELVA 2020 en la ciudad de Lima, Perú.