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ESCRACHE EN MORENO –

Por Pabla Ochoa – En la tarde del ayer las organizaciones que integran la Mesa de Escrache Popular Moreno e H.I.J.O.S Zona Oeste realizaron un escrache a la casa de Adolfo Kushidonchi, Comandante de Gendarmería que dirigió el Penal de Coronda, en la provincia de Santa Fe, durante la dictadura cívico militar eclesiástica. Ahí vive después que el sistema judicial le brindara el beneficio de prisión domiciliaria. La movilización tiene como objetivo informar a los y las vecinos/as del distrito de la presencia del genocida y ejercer control popular de su sentencia.

La concentración se inició en la Plaza Mariano Moreno, donde las banderas de las distintas organizaciones de derechos humanos, políticas, culturales, gremiales, se hicieron presente para escrachar a Kushidonchi. Al llegar a la calle Asseff, se mencionó por los micrófonos que el ex Gendarme había sido Director de Tránsito durante la gestión del ex intendente de Moreno Julio Asseff. Esa parada sirvió para señalar el reciclaje del genocida en democracia.

Al llegar a la Catedral Nuestra Señora de Rosario, Martha Ibarra, integrante de Moreno por la Memoria, puntualizó: “El ex Comandante de Gendarmería estuvo colaborando con esta catedral y además cumplía un rol fundamental en la coordinación del Salón Parroquial. Fue en el 2006, cuando en el ciclo de charlas debates que venía haciendo un espacio político, vino el psicólogo social Alfredo Moffatt, que hablando con él, pudo descubrir quién era Kushidonchi. Ahí se pudo contactar con compañeros de Santa Fe y denunciar que estaba oculto en Moreno colaborando con la Iglesia”.

También se realizó una para a la Municipalidad de Moreno para denunciar al Estado como institución que encubrió a Kushidonchi en democracia y que más allá del pronunciamiento del Poder Legislativo a Kushidonchi como “persona no grata para Moreno”, debe ayudar a garantizar que se cumpla la prisión domiciliaria.

En el domicilio ubicado en Bartolomé Mitre 1057, en el centro de la Ciudad de Moreno, los ex detenidos de Coronda, tomaron la palabra en repudio al represor que ejerció la tortura física y psicológica.

Luego se realizó la lectura de un documento; “Hoy estamos marcando la casa donde debe cumplir prisión domiciliaria Adolfo Kushidonchi, este ha sido comandante de gendarmería durante la última dictadura militar, y dirigió la cárcel de Coronda, en la provincia de Santa Fe, desde 1977 a 1979. Los ex detenidos del penal de Coronda, vienen luchando por justicia desde que empezó la democracia, logrando un juicio que comenzó en diciembre de 2017 finalizando el 11 de mayo de este año, con la condena al genocida Kushidonchi a 22 años por tormentos agravados, proporcionados a 39 presos políticos, además la condena fue por los homicidios de Luis Alberto Hormaeche y Raúl San Martín.En este juicio quedó demostrado que el penal de Coronda, operó por orden de los altos mandos del II Cuerpo del Ejército, como un verdadero campo de concentración, por el que pasaron más de 1200 presos políticos de la zona del Litoral. Si bien el juicio terminó con una condena a 22 años, a este genocida se le otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria, y por eso hoy volvemos a gritar, ¡con genocidas en sus casas no hay justicia y si no hay justicia seguirán los escraches populares! Porque el único lugar para un genocida es la cárcel común, perpetua y efectiva. Gracias a la lucha incansable de madres, familiares, ex detenidos, y el pueblo en su conjunto, logramos derribar las leyes de impunidad. Un genocidio es pensado, planificado y ejecutado, por lo que los represores implicados son mucho más que los autores materiales, debemos tener en cuenta a los personajes civiles, los instigadores y los beneficiarios. Desde la anulación de las leyes de impunidad en el 2003 de los 2979 imputados, el 45 % fue llevado a juicio y un 38% fue condenado y más de 600 genocidas han muerto.Por eso afirmamos, ¡que la justicia lenta, no es justicia! Ya que la impunidad biológica le garantiza muchas veces a los genocidas, morir sin condena. Además, si seguimos tomando como referencia, que en la represión actuaron 200.000 efectivos y que funcionaron 600 Centros Clandestinos de Detención y tortura, en todo el país durante la dictadura, los casi 3000 imputados siguen representando el 1,5% del total de los responsables del genocidio y la cifra de las condenas es todavía más irrisoria, 855 condenados que equivalen a menos de dos condenados, por centro clandestino de detención. Para completar el cuadro de impunidad hay que decir que más del 50% de los represores detenidos, goza del beneficio de la prisión domiciliaria, es decir 550 genocidas.Seguimos creyendo en la condena social como herramienta del pueblo y seguiremos gritando fuerte: ¡Cárcel común perpetúa y efectiva para todos los genocidas, justicia por todos los compañeros y compañeras!”.

El rol de la Gendarmeria fue remarcado en el documento; “Hoy estamos frente a la casa del gendarme Adolfo Kushidonchi haciendo un breve recorrido histórico sobre el rol de la Gendarmería Nacional Argentina, nos encontramos con que, si bien esta fuerza, nace para proteger las fronteras, siempre ha intervenido en los conflictos sociales como brazo armado del Estado, para reprimir y restaurar el “orden”. Algunos ejemplos ello son los siguientes: En 1921 reprimen las huelgas de los peones rurales en Santa Cruz, y de los obreros de La Forestal en Chaco y en 1924 la “Masacre de Napalpí”, que fue una protesta indígena en Chaco donde fueron asesinados cientos de indígenas qom y mocoví. En 1947 se produce la “Masacre de Rincón Bomba” en Formosa en donde asesinan a alrededor de 1000 personas de la comunidad Pilaga. En julio de 1976 en la última dictadura militar, se produce “La Noche del Apagón”, que fueron una serie de apagones de luz en los barrios del departamento de Ledesma, Jujuy. La Gendarmería y otras fuerzas de seguridad cortaron el suministro de electricidad, y en medio de la oscuridad recorrían armados las calles con una “lista negra” realizada por el mismo directorio del Ingenio Ledesma -con Blaquier a la cabeza- para identificar y secuestrar a los trabajadores organizados. Fueron secuestradas 400 personas, de las cuales 55 aún permanecen desaparecidas. Se la conoce como En Junio de 1996 en Cutral Có Neuquén, se produce el “Cutralcazo”. El primer levantamiento de los “piqueteros”. La ruta nacional 22 fue cortada por los pobladores de Plaza Huincul y Cutral Co. Días, luego llego una orden de desalojo que puso a 400 gendarmes frente con los manifestantes que eran más de 20 mil. Ahí es asesinada teresa Rodriguez En 2010, se puede mencionar -entre muchas otras, la represión sobre la Comunidad Qom “La Primavera”, Formosa, para “liberar” la Ruta Provincial Nº 86. En el 2013 la gendarmería fue convocada a ocupar un nuevo rol: “Combatir el delito” a través del Operativo Centinela, bajaron gendarmes al conurbano bonaerense y en los barrios pobres del sur de la CABA, cometiendo los peores vejámenes en las barriadas populares y en 2014 la gendarmería, reprimió a trabajadores despedidos de la autopartista Lear. El gobierno de Mauricio Macri se encontró con una Gendarmería fuerte, que le sirvió para provocar una avanzada represiva que continua hasta hoy, incluyendo la desaparición forzada de Santiago Maldonado cuyo crimen aún permanece impune. La desaparición forzada de Santiago durante la feroz represión en el territorio mapuche del Pu Lof en Cushamen, Chubut, puso en relieve la violenta relación de la Gendarmería con las comunidades originarias”.

La represión como política de Estado también fue mencionada en el extenso texto: “Es conveniente también recordar que en el mes de abril, se comenzó a tratar en la Cámara Alta, el proyecto de reforma del Código Penal Procesal. Aunque algunas medidas no hayan logrado aprobarse y todavía esté pendiente el debate, no es casual que se introduzcan estas modificaciones en un contexto de recrudecimiento de la represión, que tiene como objetivo criminalizar la pobreza y la protesta social. Con estas medidas se está apuntando a la legitimación de una serie de técnicas que ya son usuales en el accionar de jueces y fiscales, entre ellas se incluyen: “Técnicas especiales de espionaje” que implican la utilización de dispositivos como el software comprados al Estado de Israel, el proveedor por excelencia de arsenal represivo, del macrismo. Sabemos que estas medidas van claramente dirigidas al pueblo organizado, como ya quedó demostrado de alguna manera en el nefasto informe de la RAM. Por eso afirmamos que hoy como ayer la gendarmería reprime, persigue y asesina al pueblo. Otra política represiva de estado es el gatillo fácil, direccionada a disciplinar y sembrar el miedo en lxs jóvenes de clase trabajadora, en ellxs se concentran todas las desigualdades que genera este sistema, ya que las mismas fuerzas represivas, como así también el sistema judicial, actúan protegiendo a los perros guardianes del estado opresor, reduciendo sus penas o “cajoneando” las causas. Históricamente el estado tomó el recaudo de esconderse detrás de un discurso que lo hacía desligarse, de la responsabilidad del gatillo fácil. A partir de las declaraciones de Macri y Bullrich, ha quedado muy claro, que el gatillo fácil es una política de estado, un accionar avalado y considerado como la manera correcta de actuar. Las consecuencias de la implementación de la doctrina Chocobar, se hacen sentir con fuerza en las barriadas populares. Por eso, hoy resulta imprescindible redoblar nuestros esfuerzos militantes, para terminar con la impunidad de quienes nos dejan sin la vida de un ser querido cada 23 horas, al implementar sistemáticamente, la práctica inconstitucional, de la pena de muerte. Denunciamos la doctrina chocobar impuesta cotidianamente en nuestro barrios”.

Al finalizar la lectura, Ayelén Aguilar de H.I.J.O.S. Zona Oeste, mencionó a Desalambrar la importancia de la jornada: “Es una gran actividad la que se hizo hoy en Moreno. Este escrache a Kushidonchi, ex gendarme que ha participado en la dictadura, ayuda a mostrar la continuidad de esta fuerza represiva en las políticas estatales. Es una actividad con mucha rebelión en donde pudimos visibilizar que acá vive un genocida”.

¿Cómo impacta en los y las vecinos/as este escrache?

Este genocida vivió en el anonimato por muchos años, por eso es primordial que todos se enteren que se caracterizaba por algo terrible que era el desgaste psicológico de los compañeros detenidos en Coronda. Con su paciencia oriental les decía “o salen muertos o locos de acá”. Las prisiones domiciliarias de los genocidas no las controla nadie por eso apuntamos que sean los y las vecinos/as quienes controlen que realmente se cumpla esa condena”