Espacio Publicitario

publicidad
publicidad
publicidad

EL LÍDER DEL MOVIMIENTO HUMANISTA –

Sintió el dolor en su pecho y la asistencia fue la posible. El hombre que predicaba apasionadamente el humanismo, capaz de vivir la transformación aún sabiendo que los engranajes del Estado detienen la marcha, alcanzó el lugar de Subsecretario de la No Violencia y Desarrollo Humano en el gobierno de Walter Festa. Padre de dos hijos, Alejandro Roger ingresó esta tarde a la Clínica Alcorta. Su corazón detuvo la marcha.. su experiencia e identidad dejan enormes aprendizajes.

Una agencia internacional (Pressenza) escribió:

Hoy es 09 de abril, todavía no pasó una hora desde que me enteré que no vas a estar más de cuerpo presente entre nosotros, pero te cuento algo que de pronto me resulta significativo. El 24 de marzo confeccionamos aquí en casa unas guirnaldas de pañuelos blancos, en homenaje a la lucha tenaz por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Y necesitábamos unas cartulinas. Bueno, aquellas que usamos en la celebración de los diez años de Pressenza, con tu nombre y el de otros invitados que participaron del evento organizado en Moreno, sirvieron de cuerpo para decir desde nuestros balcones, que este pueblo sigue de pie, sigue lúcido y sigue defendiendo la verdad histórica.

Adiós, cómplice. Adiós, avivador del fuego sagrado. Gracias por el aliento, los elogios, los abrazos, las miradas, la desobediencia. Silo en la arenga de La Curación del Sufrimiento critica la moral filistea, increpa a los hipócritas y a aquellos que quieren imponer su proprio punto de vista, “¿pero quién te ha dicho que eres un ejemplo que debe seguirse? ¿Quién te ha dicho que puedes imponer una forma de vida porque a ti te place? ¿Dónde está el molde y dónde está el tipo para que tú lo impongas?”. Yo les digo, amigas y amigos que ojalá tuviéramos un molde para hacer muchos Alejandros, la vida sería una celebración.

No derramemos ni una lágrima, bailemos y derramemos muchas risas en su homenaje.

¡Paz, fuerza y alegría, Alejandro!