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ATRACO EN EL CONGRESO DE LA NACIÓN –

Por Jorge Altamira (dirigente Partido Obrero) / Ayer el Congreso Nacional acabó aprobando el desfalco jubilatorio en un ambiente perfumado de gases lacrimógenos que eran disparados incluso desde edificios privados y helicópteros. Ya lo habían hecho Duhalde y su cofradía desde los altos de la avenida Pavón, en junio de 2002, aunque con balas de plomo. ¿Hemos asistido ayer a un ensayo general?
La aprobación sólo fue posible por la complicidad generalizada de la ‘clase política’ –tropa propia y adversaria -, porque los 127 votos que reunió el oficialismo son inferiores al quórum – o sea que la sesión podría haber sido levantada, retiro mediante de la ‘oposición’, o el proyecto derrotado con el voto de los ausentes (todos ex kirchneristas o kirchneristas).

Alguien apeló a la remanida expresión “victoria a lo Pirro” para caracterizar correctamente el resultado a favor del atraco. Mientras José López se la llevó en bolsas, Báez contaba los billetes en Puerto Madero, la familiar K prefería la caja de seguridad de los bancos, Cristóbal López se afanaba el impuesto a los combustibles y De Vido arreglaba con los concesionarios de los ferrocarriles, los españoles en quiebra en Río Turbio y con Calcaterra y Odebrecht, los macristas de los Fiscal Paradise, para consumar el robo a los jubilados, se cargaron a todo el Congreso. Los beneficiarios del atraco son los socios de la camarilla financiera instalada en el gobierno, porque la contrapartida del ‘hold up’ contra las jubilaciones es la rebaja del impuesto a las ganancias – del 35 al 25{ebfc0320d477b9bbea922f3d779ceb9307bcd251c6f562ff196dc9e57bfc6fa0} a las grandes empresas -, y la habilitación de la jubilación privada para los Fondos de Retiro y las compañías de Seguro.

Antes de fin de año, este mismo Congreso va a votar la posibilidad de que los asalariados que pagan ganancias depositen este impuesto al salario en esas cuevas financieras, a condición de mantenerlos hasta el cese de la vida laboral. En lugar de eliminar este impuesto que heredó del gobierno K, Macri lo ha convertido en vitalicio. En el mundo de la libertad económica, los asalariados son forzados a tributar a los Fondos de Retiro, que a su vez financiarán con estos salarios confiscados a las empresas que cotizan en la Bolsa. En 2002, la bancarrota económica esfumó todo el dinero de los aportes en las AFJP, debido a la desvalorización gigantesca de las acciones y la deuda pública que esos fondos tenían en sus carteras.

Luis Majul, el domingo pasado, pasó un video que muestra a un diputado K llevándose la lapicera de Monzó, el mandamás de Diputados. En la sesión de ayer, los macristas se afanaron diez mil millones de lapiceras, a diez pesos cada una.

Fuera del atraco, ayer se cometieron varios delitos más: uno, porque la ley es inconstitucional y, dos, porque emplazaron al Procurador del Tesoro para que dictamine lo contrario. Ocurre que el atraco vulnera los derechos adquiridos de los jubilados mediante una aplicación retroactiva de la norma. Los jubilados deberán retornar ahora a los estrados judiciales, como ocurrió bajo el kirchnerismo. La ‘reparación histórica’, que solamente reconoció la mitad de lo establecido por la Justicia, se reconvirtió en una violación mucho más histórica.

Como lo señaló Romina del Plá, la diputada del Partido Obrero, ayer se produjo una segunda violación – esta vez al mandato popular, porque Macri nunca dijo, en las elecciones recientes, que tenía planeado un asalto a los ingresos jubilatorios. El financista aplica en política los mismos métodos que desarrolla en el ‘mercado’: el embuste y el engaño. El tercer delito cometido ayer fue la compra de los gobernadores, para que encolumnen a sus diputados a favor del atraco. El dinero que vaya a los Manzur, Urtubey, Cornejo, Insfran o Bertone, no será destinado a la mejora social de las provincias sino al respaldo de la deuda pública usuraria local, previo descuento de un porcentaje para la camarilla oficial.

Los economistas mediáticos que no nunca acertaron un pronóstico, han justificado el atraco por el déficit de Anses, lo cual sugiere que se vienen nuevos delitos de lesa jubilación, porque el robo de ayer no supera ese déficit en lo más mínimo. Se quiere imponer un sistema de jubilación privada, por un lado, y una pensión a la vejez, por el otro, que no cubriría siquiera la canasta básica. El déficit en cuestión obedece a la progresiva desaparición de los aportes patronales (desde Martínez de Hoz), que ahora se acentuará con el anunciado blanqueo previsional.

La pensión a la vejez sería financiada también por impuestos, no a las ganancias de las compañías – que se reducen -, sino al consumo personal, o sea los trabajadores. La clase obrera contribuye dos veces a Anses – con el aporte personal y con el pago de IVA, Ingresos Brutos y Ganancias. La necesidad de bajar ‘costos laborales’ por esta vía es un abuso político y de lenguaje, porque la revalorización del peso ha aumentado esos costos más de lo que podría incidir cualquier otro rubro.

La movilización obrera de ayer, como la del jueves previo, puede ser descripta entonces como la reacción en defensa propia frente a un asaltante armado. Los medios admitidos en la defensa propia son ilimitados. Ayer, Estado y su gobierno violaron el derecho constitucional de petición, al impedir el acercamiento de la multitud al Congreso. De ese modo se intentó que la masa se consumiera en su propia impotencia y se abriera una etapa de resignación política. Un éxito de este propósito hubiera sido suicida para todos los explotados. La jornada del lunes 18 mostró lo mejor que tiene la clase obrera y la juventud en Argentina, la tendencia a la rebelión, que al menos según Hegel es la condición de la libertad. No se pueden entregar las jubilaciones y menos aún la libertad.

El alcahueterismo mediático recurrió de nuevo a la tesis del complot K, último recurso que dispondrían para evitar las rejas. Es una forma de bastardear la rebelión popular, una difamación millones de veces usadas por los explotadores y sus gobiernos. Agustín Rossi, en las sesiones en Diputados, y Larroque y Cabandié, en el cacerolazo de anoche en Congreso, dejaron en claro que ellos también están en contra de “toda” violencia – la del atracador y la del atracado. El kirchnerismo, en tanto movimiento político definido, se encuentra en declinación acentuada. No es una fuerza motriz, es un freno de mano. Los trabajadores han ingresado en una nueva etapa política, que abre posibilidades excepcionales y desafíos mayúsculos al movimiento obrero.