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Por Lidia Barán / Fuente: ANCAP Diego Lastra tiene 27 años y es estudiante de medicina. Fue uno de los primeros en ser impactado en el ojo por una bomba lacrimógena por parte de carabineros de Chile. Se encontraba en la nombrada Plaza de la Dignidad ex Plaza Italia, allí se dirigía con amigos pasadas las 01:30 a.m, al llegar a la calle Ramón Corvalan se topó con los carros lanza agua y con carabineros que disparaban a mansalva bombas lacrimógenas. Una de ellas impactó en el rostro de Diego tirándolo bruscamente al suelo. Las FFEE aún así hostigaban. El carro lanza agua, “guanaco”, avanzó mojando a él y a su amigo que lo cubría con su cuerpo para que no le haga más daño.

Producto del impacto Diego fue asistido por un médico de turno y luego derivado a la Unidad de Tratamiento Ocular (UTO) del Hospital del Salvador. Allí el diagnóstico médico habló de pérdida de visión del ojo izquierdo y tres fracturas en el rostro. Desde entonces ha sido intervenido en dos ocasiones.

Actualmente este hecho está siendo investigado por la fiscalía y el Instituto Nacional de Derechos Humanos que ampara una querella por delitos de torturas en contra de carabineros. En lo que va desde el 18 de octubre se registran 405 víctimas de traumas oculares, 28 querellas en curso y ni una palabra del gobierno. “Dieciséis pacientes han tenido que someterse a una cirugía de evisceración ocular, que es vaciarles el ojo. Hay muchos de ellos que se les logra reparar, cerrar el ojo, pero no van a recuperar nada de visión en el ojo comprometido” sostuvo el vicepresidente del Colegio de Médicos, Patricio Meza.

Diego tuvo la posibilidad de contar todo lo que está sucediendo en su país, lo que no se cuenta en todos lados. “En Chile se están cometiendo violaciones a los DDHH, están disparando a las personas incumplimiento los protocolos no solo bombas lagrimógenas sino también balines, se están golpeando, abusando sexualmente de las personas” expresa el joven herido en el ojo. Sin embargo, el ánimo de lucha por las reivindicaciones está intacto. “A pesar que me han quitado mi ojo me siento más completo y con más ganas de seguir en las calles” define Daniel y agrega “No nos vamos a rendir. La revolución es una revolución que nace desde el afecto femenino y que tenemos que ser impulsados por eso, empezar a relacionarnos más, empezar a tener más compañerismo entre nosotros porque primero parte de adentro y después parte de afuera”

Minutos antes Nicol Kramm, fotoperiodista fue también atacada por carabineros en la noche minutos antes al año nuevo.Mientras caminaba con amigos por Alameda cerca del monumento de Carabineros de Chile, frente al G.A.M (Centro Gabriela Mistral) sufrió un impacto en el ojo izquierdo. Ella relata que en el suelo había bolitas de acero, bolitas de vidrio y piedras literalmente que lanzaban carabineros con hondas. “Nunca pensé que la vida me cambiaria tanto entre risas y llanto, entre un abrir y cerrar de ojos” dice Nicol. Su testimonio completo es una muestra de lo que es la situación de les chilenes en este momento:

Esta foto me transmite tranquilidad que es justamente lo que necesito ahora luego de sentir un dolor y pesar tan tremendo y profundo. Pese toda mi alegría pa´ mejorar, hoy el pronóstico de mi visión no apaño, fue muy cruel y shokeante, pa´ que voy a mentir si he llorado tanto. Por suerte no estaba sola, entre familia y amigos nos abrazamos y nos acompañamos. No es fácil asimilar que de un día para el otro no podrás ver más como antes, que los doctores te digan que es daño es tan grave que es irreversible y que no tiene operación, fue para mí como revivir el disparo del paco cobarde que apago parte de mi y que me hizo sentir un dolor tan intenso, que llegue a pensar que estaba sumida en una pesadilla, pero…respire, pise el suelo y todo era real.

Sé que tengo el tremendo aguante, pero hay a veces que debes admitir tu fragilidad ante la adversidad, debí llorar, debí gritar, debí botar la pena y mostré todos mis miedos. Tengo la voluntad de pararme y volver a empezar, pero siento mucha impotencia ante el estado represivo y fascista que nos caga la vida. Que quede claro, podrán quebrarme ahora, pero JAMÁS voy a dejar las calles, aprenderé a vivir con mis dolores para volver a trabajar y a luchar, pero, pero no bajaré los brazos, haré todo lo que sea posible para sanar lo que más pueda, aunque tenga que irme del país por un tiempo para buscar mejores posibilidades y tratamientos. Mis ojos que tanta alegría y espanto han visto no cerrarán, ni con toda la represión del estado, como publicamos la otra vez “seremos los ojos que nos robaron “así mismo SERÁ” Escribía Nicol en su cuenta de Instagram el 6 de enero de año 2020.