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UN AÑO DE ENTREGA Y COMPROMISO –

El 23 de agosto de 2018 comenzó el mirar y actuar. La descomposición de la crisis actual tuvo un registro en el grupo de jóvenes que decidió hacer un trabajo de ayuda alimentaria, escucha y acompañamiento. Ayer en la Plaza de las Carretas se festejó el primer aniversario de Manos a la Olla. Juegos, música, comida y encuentros que ya son huellas de un camino apartidario y para nada religioso».

«Comenzó siendo un grupo de amigos», cuenta Bárbara y prosigue: «No recibimos ayuda de ningún partido político porque lo que buscamos es que sea para todos, quiero decir, no lo hacemos por alguna condición de ese tipo o el pensamiento que cada uno tiene».

Por qué este lugar, me refiero a la Plaza de las Carretas

En un principio fue el lugar para hacer nuestras reuniones y organizarnos, por lo tanto es la plaza donde nació Manos a la Olla. De a poco fuimos tomándola, si bien el Municipio está avisado, la sentimos nuestra. Más allá de brindar un plato de comida, generamos vínculo y compartimos una cena. Cocinamos con la gente, todos juntos y comemos de la misma manera.

Sofía destaca que la ayuda se obtiene de las personas que «quieren colaborar desde la solidaridad» y desde ese sustento «cocinamos todos los días viernes a las 20 horas frente al Teatro Marechal (Plaza Mariano Moreno), comemos con ellos, charlamos prestando ese oído amigo que hace falta porque no alcanza con ese plato de comida, a pesar que estamos en una situación social complicada. Algunas personas nos cuentan su vida y en algunas ocasiones pedimos ayudas solidarias muy específicas».

Cuando iniciaron este trabajo y aporte, la olla encendida estuvo en la puerta del Hospital pero desde hace un mes se produce ese vínculo territorial en la plaza Mariano Moreno.

De lo que escuchan, prestando el oído, ¿hay mensajes e historias que explican los por qué están en la calle?

SOFÍA: Esa es la parte más emotiva y fuerte de toda esta historia, es lo que explica que hace un año seguimos acá. Lo que recibimos de los que viven esta situación es que reciben un ninguneo total porque naturalizan la vulnerabilidad, y no hablo de la situación de calle, sino de mamás que están todo el día dando vueltas para conseguir algo de plata, ropa o comida para sus hijos /as. Se quedan hasta las 12 de la noche con nosotros. Intentamos acompañarlas, hacerlas sonreír, jugar con los nenes, en algún punto darles algún tipo de esperanza y que podemos cambiar las cosas juntos haciendo talleres, construir hacia adelante. Lo que nos empujó a realizar esto fue ver la cantidad de gente que buscaba una mínima ayuda en el Centro de Moreno, los que dormían en el Hospital, en las plazas y estaciones de servicio. Por eso decidimos construir algo nuestro, apartidario, no religioso, haciendo entre todos los comida, incluyéndonos.

¿Quiénes son Manos a la Olla?

BÁRBARA: Somos un grupo de amigos /as. Hubo gente que se desvinculó en el proceso y otros se sumaron a través de las redes. Nos encontramos todos los viernes con historias diferentes, de una mamá con su bebé de pocos días y hasta una persona que tiene 80 años.