Caminaban por la calle de su barrio Lomas de Casasco el jueves 22 de febrero. Eran las 21 horas cuando un móvil de la Policía Bonaerense los intercepta. Un efectivo baja con una escopeta y le apunta. Personal fememino increpa a la niña de 15 años que registra como el arma exhibe el poder hacia su hermano de 13 años. La niña y el niño regresaban a su vivienda luego de vivir, reír, gritar y soñar en ese rectángulo de juego donde el esférico viaja buscando redes. La represión institucional en esa zona de Moreno tiene aval desde la estigmatización que convalida lo ilegal y que resulta celosamente invisibilizado. Pero ocurrió que los /as niños /as pidieron ser contemplados, escuchados, respetados. Desde el 28 de febrero hay una denuncia en la Fiscalía N° 1 de Moreno, elaborada por la Comisión Provincial por la Memoria quien introdujo en el sistema vía electrónica un «habeas corpus» para proteger la libertad de los niños /as que desean jugar, transitar libremente sin ser blancos elegidos de apremios inconstitucionales o causas que se arman para llenar estadísticas.
Niñeces atravesadas por un despliegue policial que va con prisa y sin calma, carente de toda empatía, formado en la propiedad de la fuerza. Y esos niños de 15, 14, 13 y 11 años tienen voz, portan sueños, desean ser respetados como niños /as, hablan, relatan, describen el suceso del jueves 22 de febrero no como algo excepcional sino como parte constitutiva de lo cotidiano, de la geografía donde gobierna la policía e instala un miedo permanente, de daños comprobables a pesar de los silencios gubernamentales que lo avalan.
Esos niños hablan para quienes se preguntan honestamente cómo es vivir abajo, en el territorio, lejos de los derechos que dicen ser respetados:
Entrevista en Desalambrar Tv:
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