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CATONAS, AL FONDO –

El aislamiento obligatorio es más estricto por la evolución de la pandemia. Si el encierro es «vital» en el cuidado de la salud lo esencial no puede ser escaso. En el edificio 810, cerca de la Escuela N° 71, Nelly prepara su acto de rutina, alrededor de las 3 de la mañana encuentra agua en el sistema y, como si se tratara de un oasis, recolecta lo posible para higienizar su casa. Relata que esta supervivencia lleva más de dos meses: «Somos el último edificio de Catonas y desde hace dos meses el agua no sube a los vivimos en la parte de arriba por falta de presión. El problema es que se rompen los caños o apagan un motor y quedamos sin suministro. Tengo un nene que tengo que despertarlo a las 3 de la mañana, va a la vecina del piso de abajo y busca el agua para asearnos. Así vivimos, juntamos tachos de agua y eso me permite baldear la escalera. En nuestro edificio hay mucha gente que trabaja, y a la madrugada que me pongo a baldear cuando consigo un poco de agua. Tomo los cuidados porque acá la inseguridad es un desastre. Nos dicen que nos quedemos en casa pero no hay control y algunos salen a robar y joden toda la noche».

AUDIO 1

Nelly cuenta que existen tres motores que abastecen el complejo Las Catonas. Cuando uno de ellos se apaga el agua no llega a los pisos superiores (2° y 3°), en todos los edificios del bloque 800. «Cuando hacemos el reclamo en AYSA nos responden que ya está arreglado».

¿Cómo hacés durante el día sin agua?

Juntamos en botellas y ollas para tener un poco de agua. No podemos cocinar algo que necesita mucha agua.

AUDIO 2

Los gobierno recomiendan cuidados mínimos para vencer al enemigo invisible. Lavarse bien las manos, higienizar la vivienda, lo esencial… una utopía si el agua no sale de la canilla, cuando un derecho no se garantiza en pleno ascenso de la curva.