MIL PUEBLOS JÓVENES –
El Tiempo es nuestro territorio. Todo listo para arrancar un posible nuevo camino colectivo: «Mil Pueblos Jóvenes», hacia una estrategia de creación de comunidades territoriales en todo el país. Mañana a las 14 horas en la sede de la Asociación Civil Madre Tierra.
Eduardo Balán, dirigente político y uno de los hacedores de la rica experiencia de El Culebrón Timbal, es uno de los impulsores del encuentro que conlleva el desafío de ver otro horizonte social, humano y político: «Es una iniciativa que pensamos con varias organizaciones que laburamos con jóvenes en el Conurbano. Está la Fundación Che Pibe que trabaja en Lomas de Zamora y otras organizaciones que desde hace años estamos verificando que todo el trabajo educativo que hacemos con pibes y jóvenes siempre se enfrenta con límites para que ellos /as se puedan insertar en un mercado laboral y defiendan un proyecto de vida. Empezamos a comprobar que la calidad de vida, por lo menos en nuestros barrios, tiene un deterioro en el sentido ambiental pero también en lo social con las violencias, con la precariedad laboral, en un proceso que no se detiene. Por otro lado comenzamos a experimentar un límite donde los valores que tratamos de inculcar en la formación termina siendo un esfuerzo voluntarista porque las reglas sociales que se imponen, más allá del esfuerzo de la organización, son todo lo contrario».
¿Con ese diagnóstico de los límites reales en el Conurbano surge este punto de partida de los Mil Pueblo Jóvenes?
Así es, porque pensamos que todo el laburo formativo que hacemos tenga un horizonte de transformación más de fondo, esto es, que puedan hacer una vida que esté fundada en otro tipo de democracia, de economía y de cultura. Llegamos a la difícil conclusión que si las organizaciones sociales no lo hacemos es infantil esperar que alguien más poderoso como el Estado o los gobiernos lo hagan. Se puede trabajar para que los gobiernos sean cada vez más populares pero en el medio hay que intentar lo nosotros estamos proponiendo. Así nos imaginamos una gran organización que haga un camino largo, de por lo menos diez años, y que se ocupe de acompañar la construcción de comunidades en todo el territorio nacional.
¿Cómo es posible imaginar ese acompañamiento?
En la parte de infraestructura, capacitación, de generar otro modelo de sostenimiento económico, es como un gran sueño. Lo que va a pasar mañana en Madre Tierra (Morón) es un primer paso, una reunión de exploración, de intercambio con organizaciones que compartimos el mismo laburo para ver hasta qué punto nos animamos a empezar ese camino.
¿Es un territorio de salida comprender que el Conurbano es una explosión permanente y que el voluntarismo reduce las perspectivas posibles?
Bueno, nuestros pibes por lo que comen en la calle, por el modo en el que viajan, por el modo en que tienen que atender su salud, por todo, están recibiendo una formación política del poder. Cotidianamente están educados para ser descalificados y lo único que se puede hacer frente a esa realidad es proponer una aventura creativa vinculada a otro estilo de vida. En tantos años de trabajo aprendimos que no hay otra forma de aprender valores transformadores que no sea en el transcurso de una aventura, en algo que tenga riesgos, eso es lo que propone Los Mil Pueblos Jóvenes porque creemos que se puede hacer. Además hay algunos elementos de época, me refiero que hoy hay más conciencia sobre los límites de la vida urbana; hay conciencia de la mala alimentación que tenemos, hay conciencia de la cuestión ambiental pero también más facilidades en el terreno de la comunicación y la tecnología. Hoy, encarar un proceso así no tiene las limitaciones de comunicación e intercambio como existían hace cuarenta años atrás, es saber aprovechar todo el desarrollo tecnológico para poder encarar el territorio de otra manera.
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