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EL PAÍS EN ESTE MUNDO –

Por Claudio Giorno (militante y dirigente Emancipación Sur) –

Desde hace varios años los gobiernos, la corporaciones mediáticas, el poder económico y las principales fuerzas políticas de Argentina vienen promoviendo sistemáticamente un debate y con bastante eficacia, donde sólo se planteen diferencias de formas, pretendiendo impedir un verdadero debate de ideas que tengan como base el interés colectivo por la construcción de una nueva sociedad más solidaria, con una cultura que valore y priorice lo colectivo y recupere valores como la igualdad y la liberación de los pueblos, para pensar y sentir no sólo el presente sino el buen vivir de las futuras generaciones. Y aunque hoy pareciera o nos quieran hacer creer que estas pretensiones son una antigüedad o ingenua expresión romántica, son claramente objetivos estratégicos para la soberanía y la vida digna de nuestros pueblos.

La soberanía popular, alimentaria, energética, son y serán metas imprescindibles para elegir y convivir con un modelo productivo propuesto y construido por y desde los pueblos, que anteponga la vida y el buen vivir de los pueblos por sobre los negocios y la economía a favor de los poderosos. Se trata de cambiar YA este modelo de saqueo, contaminante, extractivista, que concentra y extranjeriza, y pensar otro, no sólo soberano, que además priorice al ser humano, el agua, el aire, la tierra; un proyecto de esperanza y esto es urgente. El planeta lo pide a gritos, millones y millones se mueren de hambre y de enfermedades evitables, y los bienes naturales son destruidos por las consecuencias del accionar perverso de las corporaciones económicas y los países imperiales.

Es hoy más que nunca, en tiempos donde el capitalismo muestra su cara más salvaje avanzando sobre la naturaleza, los saberes colectivos y populares, arrasando nuestras tierras y enfermando a las poblaciones, la urgencia y la necesidad de repensar cómo enfrentar y abordar estas problemáticas en los procesos educativos, en las distintas organizaciones, políticas, sociales, en la sociedad en su conjunto.

Poner eje en la Soberanía Alimentaria para decidir si el suelo de nuestro territorio, nuestro suelo y el de las futuras generaciones debe garantizar la alimentación para los pueblos o es usado para la ambición de poder y dinero de las multinacionales. El modelo existente es posible por la imposición de causas relacionadas a la dependencia como es el pago eterno Deuda Externa que jamás se ha investigado desde el Estado nacional, pero que no quedan dudas de su origen ilegal, ilegitimo y fraudulento y cuya consecuencia es la destrucción de nuestro suelo destinado a la generación de divisas para dichos pagos. Clara relación existe entre la deuda financiera reclamada a nuestro país y los países latinoamericanos, y la generación de Deudas Históricas, Sociales y Ecológicas.

Consecuencia del modelo impuesto desde hace décadas, es el agronegocio, una actividad central dentro de la política de producción extractivista y neocolonial, avanzó en nuestras tierras con consecuencias terribles. Se modificó el uso del suelo, pasando de bosques y montes en equilibrio dinámico a monocultivo y se puso en marcha el paquete tecnológico: transgénicos – agrotóxicos – maquinarias pesadas.

La agroindustria, actividad altamente extractivista y depredadora del ambiente, no sólo destruye y contamina el ambiente y condena a un futuro oscuro y triste a nuestros hijos, incluso con consecuencias que ya no son a largo plazo, sino que además hambrea y margina a millones de hermanos y hermanas a la pobreza y a la indigencia. Mientras un tercio de la población se encuentra sumida en la pobreza y está mal nutrida, el territorio continental es usado para la producción de commodities y el mar es entregado al saqueo y a una destrucción irreversible del ecosistema marítimo.

La pesca que es clave para lograr la soberanía alimentaria, es saqueada por varios imperialismos que disputan el mar argentino y sus riquezas. Es tarea de todo el pueblo argentino defender la soberanía sobre el mar y sus recursos.

Es tiempo de tomar verdadera conciencia de la defensa de la Soberanía Alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y producción de alimento, y la reversión del modelo de agricultura basada en el agro-negocio y su modelo social, económico y cultural de producción capitalista y su lógica de alimentos para el mercado.

Como bien dice el documento del último encuentro continental por la democracia y contra el neoliberalismo realizado en Montevideo, “el sistema de endeudamiento perpetuo es un mecanismo de dominación, de condicionamiento del modelo productivo y de expropiación de los recursos públicos y bienes colectivos, al mismo tiempo que profundizan el lucro de las elites locales, cada vez más corruptas y dependientes del sistema financiero internacional”.

Desde hace tiempo y hoy se profundiza aún más, que vienen por nuestros recursos naturales, saqueando y contaminando, como pasa también con la megaminería.

Es necesario la búsqueda de mayor conciencia colectiva, trascender los marcos de la economía dominante y plantear otras formas de organizar las relaciones sociales, productivas y reproductivas que, asentadas en la igualdad, la solidaridad y la justicia social y ambiental, construyan la soberanía alimentaria y energética de nuestros pueblos y la vida digna en nuestros territorios.

Nuestro planeta no está ni puede estar en venta, nuestra dignidad, amor por la tierra, saberes y culturas tampoco.

Es urgente, es la decisión como pueblo de luchar por la soberanía, la autodeterminación y la libertad o la profundización de un modelo de dependencia y miseria.

Estamos a tiempo, por nuestros hijos.