DENUNCIAN QUE LA COMISARÍA DE CUARTEL V NO ACCIONA ANTE LAS PERMANENTES AGRESIONES. –
Las violencias se entrelazan, el conurbano es el escenario, en este caso el barrio Máximo en la localidad de Cuartel V. Un conflicto de pareja es el primer hecho, pero luego la violencia crece y no se detiene. Golpes en la calle, robos, amenazas y armas ponen en riesgo a la familia de M.C., una mujer de 50 años. Mientras la comisaría no actúa y la Fiscalía da pocas o nulas respuestas.
Los hechos siguen ocurriendo. M.C tiene miedo de dar su nombre pero necesita expresar lo que está pasando en la puerta de la Comisaria de Cuartel V habló con Desalambrar.
M.C tiene toda la cara golpeada, se la ve cansada, ya no sabe cómo solucionar un problema que ya pone en riesgo a sus hijos y nietos. Con miedo explica como comenzó la violencia: “Es una piba que estaba con mi hijo, se metió en una relación. Ella como que quedó resentida y empezaron los problemas. Siempre nos buscaban problemas por todo. A mí nuera la agarró y le pegó. El otro día me la quiso agarrar en el supermercado chino y una vecina se tuvo que meter porque estaba con el nene. El sábado pasado la familia de la chica le quiso robar la moto a mi hermano. Salió el padre de ella, que estaba tomado, con un arma, una faca. Parece que estuvo preso. A mi hermano le hicieron cinco puntos en la cara, le cortó la cara. A mi hijo más chico le cortó la espalda y le hicieron cuatro puntos. Me salvé la cara de milagro porque un amigo de los chicos se metió, pero me cortó igual parte de la nariz. Después terminó ahí. Nosotros nos fuimos cada uno a su casa y cuando a las 5 de la mañana estábamos en la casa de mi hijo empiezan a los piedrazos, con botellas a gritar ‘Salí, Salí’. Vamos a ver por la ventana por qué estaban los nenes llorando y estaba tirando piedras, esta piba con los hermanos. Cuando se fueron llamé a la policía. Nunca vino.
Salí a trabajar y cuando salgo me increpan ellos en el camino a la parada. Dos pibas bajan de un auto y me patotean. Eso fue el domingo a las 6:30 de la mañana. No puedo ir a trabajar.
«Ahora estoy de denuncia en denuncia. Fui a la Fiscalía y me están queriendo tomar la denuncia por mail. Acá vine a la comisaria de Cuartel V a hacer la denuncia, me dijeron que no me la iban a tomar porque mi nuera había denunciado lo mismo. Pero yo la quiero hacer particular porque todas tenemos domicilios diferentes, mi cuñada, mi nuera y yo.
Esta mañana me levanto y me encuentro con una caja con unas cosas de macumba. Yo lo tomo que ellos vinieron a dejármelo a la madrugada y me da miedo porque así como vinieron a la madrugada a traerme esa porquería pueden venir a cagarme a tiros mi casa, porque son gente conflictiva y pesada.»
La policía no resuelve el conflicto, M.C sigue expresando el calvario: “El domingo andaban armados. Tuve que llamar a la policía. Vinieron pero obvio que se van a esconder a la casa de esta piba. Es gente que salió hace poco de estar presa los que andan con ella. El marido está detenido por homicidio”.
Los acontecimientos se trasladan también a las redes sociales, protagonistas en estos tiempos de virtualidad: “Nos escracharon en Facebook diciendo que nosotros entramos a la casa a prender las hornallas. Ella tiene un bebé. Realmente esas cosas no hacemos. Ni yo, ni mis hijos las haríamos porque todos tienen hijos acá, tenemos nietos y nadie haría eso. El problema era con ella y con el papá que le quisieron robar la moto a mi hermano”.
M.C. define la atención de la comisaria como “pobre. Siempre están ocupados, tenemos que esperar mucho para que nos tomen la denuncia.» El miedo paraliza ante los hechos violentos. Irse de su casa, del barrio Máximo, es una opción que barajan. M.C reflexiona: “Tampoco es justo que nos tengamos que ir. Nosotros hace muchos años que vivimos ahí».
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