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EUGENIA OTTONE, LA NOBLE PARTERA –

Tras obtener el título de partera en el año 1900, se convirtió en una pieza clave en el momento del alumbramiento, con su útil y necesario servicio ayudó a nacer a cientos de niños.

El 11 de octubre de 1936, a los 63 años, falleció Eugenia Ottone de Asconapé de profesión partera, quien con su servicio fundamental atendió a cientos de hogares en los momentos felices de los nacimientos. Era la época en que los partos se producían en las casas particulares. Doña Eugenia, como se la conocía, se recibió de partera en 1900 y rápidamente comenzó a cumplir funciones en el Servicio Médico Permanente, un centro asistencial que funcionaba en el edificio de la Municipalidad; en 1912, con la creación del Hospital Mariano y Luciano De la Vega integró su plantel profesional. Desde el comienzo mismo del siglo hasta el día de su muerte, Eugenia Ottone de Asconapé ayudó a nacer y recibió en sus brazos a infinidad de recién nacidos que hoy son nuestros mayores. En la fecha de su fallecimiento participó en el nacimiento de una niña que fue bautizada con su nombre, Marta Eugenia.

A Doña Eugenia le tocó actuar en un Moreno rural, sin embargo visitaba hogares prestando su eficaz y necesario servicio a la hora que fuera preciso trasladándose en coches a caballo o en autos. Muy propio de la época, Eugenia Ottone se casó muy joven, a los 15 años, con Juan Asconapé, dueño de la Panadería del Comercio quien, a la vez, en el mismo año de su casamiento fue miembro fundador y primer secretario de la Sociedad Francesa de Moreno. De la unión de la pareja nacieron cinco hijos, cuatro varones y una mujer, el último y más chico de ellos llevó el nombre de su madre y fue el médico Eugenio Asconapé, de destacada actuación en nuestro medio y reconocida generosidad, dirigente político y fundador del Círculo Médico de Moreno.

La casa que fuera de Eugenia Ottone fue comprada por el Club Los Indios para ampliar su sede social. En 1954 a una calle céntrica de Moreno se le impuso el nombre de Eugenia Ottone de Asconapé sin llegar a aplicarse; en la actualidad, una calle de Paso del Rey recuerda a la noble partera.