OTRA VEZ REPRESIÓN –
Por Pabla Luzmia Fava-Colectiva Fotografía A Pedal- El martes 17 de enero, personal de Gendarmería y Policía Federal, reprimió en las puertas de la de AGR en Pompeya a los trabajadores despedidos de AGR-Clarín, que están ocupando la planta ante los más de 300 despidos. Mañana habrá un paro de 24 horas en el sector gráfico, en solidaridad y reclamo ante el atropello de derechos de los despedidos.
Al llegar a la noche del martes a la planta ubicada en Pompeya se podía observar una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad en las calles, pero también de las organizaciones sociales, sindicales y políticas, resistiendo a la represión ejercida por el Estado.
En medio de esa maraña humana, Sergio Mansilla, delegado de la comisión interna de AGR-Clarín, en diálogo con Desalambrar, describió la represión que sufrieron: «Lamentablemente sufrimos la represión policial del Estado y Clarín. Teníamos una audiencia en el Ministerio de Trabajo y aprovecharon para reprimirnos con gases lacrimógenos y balas de goma, por suerte pese al silencio mediático, se acercaron varias organizaciones y compañeros gráficos que hicieron frenar el avance de los represores”.
Sergio también informó porqué se llegó a la decisión de los obreros de tomar la planta: «El lunes vinimos a trabajar como todos los días y nos encontramos con un cartel que nos informaba que estábamos despedidos y otro cartel que nos daba un teléfono para negociar nuestro despido. Es decir no decía indemnización, sino “arreglar”, cuando hay derechos legales que tenemos ante un despido. Clarín quiere vaciar la fábrica, es mentira que esté pasando un mal momento porque estamos tapados de trabajo. Clarín está generando trabajo en negro con las cooperativas que hacen tareas y dejan esta planta con operarios despedidos. Vamos a seguir peleando por la reincorporación y siguiendo con las audiencias en el Ministerio de Trabajo”.
Entre alimentos, ollas y mates, Sonia, militante del Polo Obrero, relató cómo vivió el momento de la represión: «Estábamos cocinando una olla popular para darles de comer a los compañeros despedidos y de repente se vino el avance de la policía que nos empujó y nos tiró gases lacrimógenos. Las mujeres embarazadas y niños comenzaron a gritar, estábamos todos asustados. Rompían todo, nos tiraban el agua hirviendo de nuestras ollas y todo se frenó cuando aparecieron las organizaciones y el conflicto se difundió por las redes sociales. Nosotras no nos vamos a ir de acá, porque ahora no quieren que tengamos conexión con los compañeros que están dentro de la planta, por eso es importante que este acampe en las calles siga sosteniéndose para no darle lugar al atropello policial”.
En las primeras semanas del conflicto y lucha se llevaron adelante “represiones” orquestadas por el Estado y ejecutadas por las fuerzas de seguridad. Los manteros de Once, los Mapuches en Chubut, los feriantes en Mendoza y los despedidos de AGR-Clarín, sufrieron en carne propia esta metodología, que solo se pudo frenar con los lazos de solidaridad. En Pompeya se sigue con la toma de la planta y con el acampe en la puerta de la misma, hasta que las instituciones y la empresa escuchen y den una respuesta concreta a los trabajadores.
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