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El NI UNA MENOS nació en las calles, desde adentro de los barrios y las organizaciones el 3 de junio de 2015 y se ha convertido en un símbolo de resistencia y lucha contra la violencia de género, no solo en el país, sino en toda América Latina y el mundo.

Este grito colectivo surgió en respuesta a los alarmantes casos de femicidios y la creciente conciencia sobre la violencia sistemática que sufren las mujeres. Sin embargo, a pesar de las conquistas alcanzadas por las luchas feministas, las estadísticas nos muestran una realidad que sigue siendo preocupante y que demanda una respuesta más contundente y eficaz de la sociedad y del Estado.

En Argentina, cada 30 horas una mujer es asesinada por su condición de género. Durante el año 2023, según el Observatorio de las Violencias de Género «Ahora Que Sí Nos Ven», se registraron 278 femicidios, y durante este año según el mismo Observatorio en el último informe se registraron 78 femicidios. Estas cifras son un recordatorio doloroso de que la violencia de género sigue siendo una crisis persistente. Cada número representa una vida truncada, una familia devastada y una comunidad afectada.

Pero, no solo las violencias se consideran por femicidio, también otras que aunque menos visibles, son igualmente nocivas. El acoso sexual, la violencia doméstica, la explotación sexual y la desigualdad económica y laboral son realidades que enfrentan diariamente millones de mujeres en nuestro país. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 72% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Empero, no solo afectan la salud física y mental de las mujeres y disidencias, sino que también quiere coartar su participación plena en la sociedad y sobretodo en el mundo político.

La sensibilidad y la empatía hacia esta realidad de ciento de mujeres y diversidades son fundamentales. No se puede seguir siendo indiferente ante el dolor y el sufrimiento de tantas. Es necesario y urgente que cada uno de los ciudadanos se cuestione y se comprometa para un cambio radical y significativo tanto social como cultural. El Estado, debe asumir un rol activo en la erradicación de la violencia de género, pero lejos hoy esta.

NI UNA MENOS es un llamado a la acción. La lucha contra la violencia de género es responsabilidad de todos. El conjunto de ciudadanos ha de construir una sociedad más justa, segura e igualitaria y que no se mire para un costado cuando las injusticias son un hecho, cuando la justicia deje de ser patriarcal e integre una mirada feminista e inclusiva.

Este 3 de Junio, marca o intenta marcar una agenda para proyectar un compromiso personal y colectivo. Donde los números no sólo sean números y las vidas valgan.